Capitulo 14:

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Si, la había cagado. Y cómo lo hice.

Después de que a Justin se le hubieran subido los humos a la cabeza, no cruzamos ninguna palabra. La habitación quedó en silencio y Justin abrió una ventana para que pudiera entrar aire.

Estaba demasiado enojado conmigo, pero eso no dejaba que se le quitara lo caballero. Cuando estaba a punto de terminar una pared, me subí a una escalera de madera gigantismo, porque como estas casas son viejas, son de techos altos; estiré mi brazo y no alcanza. Justin movió la escalera y me hizo señas para que bajara. Tomó el tarro de pintura y siguió el.

Me senté en la cama mientras el hacia los toques mas altos y lo observé terminar. El bajó los escalones y plegó para guardarla en el ropero. Pasó a mi lado y tomó mi espalda.

-Vamos -y me guió hasta afuera. Dejo la puerta abierta y abrió la que estaba en frente de esa. -Esta es mi habitación.

Y me dejó entrar.

Era una habitación un poco mas grande que la anterior. También tenía una cama doble y estaba cubierta por un edredón azul oscuro. A ambos lado de esta habían dos veladores, en la pared del fondo había un ropero y un escritorio.

-Mi madre la pintó amarilla al tenerme. Así que hoy la pintaremos blanca.

-¿No que era un color muy triste? -pregunté sin mirarlo. Mi voz apenas salió y eso me fue raro. El no respondió a mi pregunta y se dirigió al ropero y sacó más plástico. Me extendió uno sin mirarme y dijo:

-No toques nada, ¿si? -sus ojos conectaron con los mío solo por unos segundos y creí morirme. Asentí con la cabeza y fui hasta la cama. En lo que me demore en taparla, el ya había hecho todo lo demás.

Con el resto tapé el suelo y el trajo los tarros de pintura del pasillo. Mientras estaba afuera me dediqué a observarla. A pesar de ser hombre, era muy ordenado. Yo tenía un desastre en mi habitación a diario y el parecía no tener problemas con ello.

Cuando volvió me dirigió la mirada y enarcó una ceja. Me voltee y tomé una brocha mientras el hacia su trabajo.
Me extendió un tarro y lo dejo a mi lado.

-Este es tuyo, así será más rápido -y comenzó a pintar con su tarro.

Y eso fue lo que rebalsó mi vaso.

-Mira, Justin. No me vengas a tratar así porque esto no es mi culpa -puse mis brazos en jarra y el se volteo a mirarme.

Sonrió. El maldito estaba sonriendo.

-Asi que no es tu culpa -soltó una risa y volvió a pintar -Lo que sea, ya fue.

Ya fue.

-Quizás tu sabias lo que iba a pasar pero yo no. ¡Cómo se supone que iba a esperar eso! -el siguió pintando y tenía una sonrisa estupida en su cara. -Oye -siguió pintando -¡Oye! -lo sacudí por los hombros y entonces el se volteo.

Tomó mi rostro con sus dos manos y miró mis ojos.

-Respondiste el beso, creo que tu ya sabias lo que venia, Amy -estaba enojado sin embargo su voz sonó suave y sus manos en mi piel también lo estaban. Había encajado sus pulgares delante de mis orejas y encajaban perfectamente. Miré sus ojos que se movían por mi rostro y aunque el trataba de luchar no podía evitar hacerlo.

Sostuve la mirada un poco mas y luego la bajé.

-Como sea, esto no fue nada para ti -soltó mi cara y salió de la habitación y la cerró de un portazo.

Era la segunda vez que estaba sola después de haber estado con el y ahora si que podía sentirlo.

Me gustaba Justin.

-¿Por qué él? -murmuré mientras seguí pintando. ¿Serán sus ojos? ¿Será su estúpida personalidad? ¿Será que a pesar de todo, ha intentado que el me agrade?

Justin ni volvió mas, por lo que en decidí a terminar la habitación yo sola. Me tomó unas dos horas pero lo cumplí. Escuché un golpe en la habitación contigua y me pregunté si el estaba pintando en el el otro lado. Me quedé mirando la pared y me senté un rato.

¿Qué haré con esto ahora?

Salí de la habitación y antes de salir abrí la ventana. Dejé la puerta semi abierta y bajé las escaleras. Pattie estaba sentada en el sillón y escuche que alguien bajaba las escaleras. Justin pasó por mi lado y se sentó al lado de su madre.

-Creo que es suficiente por hoy -dijo el con su voz ronca. Reposó su cabeza en el hombro de su progenitora y cerró los ojos. Aun así, sus pestañas resaltaban.

-Oh, claro que si, otro día pueden seguir, ¿verdad, Amy? -asentí desde las escaleras y me senté en ellas. Pattie miró su reloj de mano y abrió la boca -Oh por dios, ¡son las ocho menos cuarto! Querida, ¿te gustaría quedarte a cenar?

Justin, a su lado, abrió los ojos rápidamente y se levantó.

-De hecho, mamá, Amy, allá arriba, me estaba diciendo que tiene que cenar con sus abuelos hoy, así que lo dejamos para otro día, ¿verdad? -y me miró.

Diablos, estaba demasiado enojado conmigo. Tenía ganas de llorar. Mire hacia abajo y me solté la coleta que tenía puesta. Mientras el cabello me tapaba los ojos llorosos, contesté:

-C-claro, claro. Pero gracias de todos modos, Pattie -y dicho esto, me levanté.

Abracé a Pattie y ella me agradeció otra vez. Sonreí por un segundo y avancé. Justin venia tras de mi. Abrió la puerta y espero a que saliera. Cuando salí, el estuvo a punto de cerrar la puerta pero lo detuve.

-Oye... De verdad lo siento, yo... -empecé a decir pero mi voz se fue apagando. El meneó la cabeza y se apoyó en el umbral.

-Mmm... Gracias por ayudar y todo eso -apuntó hacia atrás para indicar la casa -Nos vemos por ahí. Adiós.

Y cerró la puerta.

Lo peor de la comunicación humana el el silencio, pero sin embargo, ser ignorado es peor que ser callado.

Suspiré y seguí mi camino a la casa. Me faltaba unos 1o metros para llegar cuando comenzó a llover. Miré hacia el cielo y las gotas comenzaron a inundarme. Me lancé al suelo y comencé a llorar golpeando el suelo con las manos.

Nada podía hacerme levantar, ni si quiera las gotas que amenazaban con matarme.

Casualidades de la vida ( J.B )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora