Capítulo 61

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ANASTASIA

Sono su alarma, yo la apague él seguía durmiendo, estuvimos hasta altas horas de la madrugada follando como conejos. Anoche apareció el dominante e hizo conmigo lo que quiso, no me queje, sólo deje tomará de mi lo que necesitaba, su alma estaba atormentada pero yo lo supe contener. Me decía a cada momento que me amaba, con sus poderosas embestidas me lo decía.

Me levanté y fui al baño desnuda, hice mis necesidades, tiré la cadena y lave mis manos, y ahí frente al espejo pude ver lo que me había hecho. Tenía dos grandes moretones en mis caderas, sus cinco dedos marcados en cada una de ellas. Dios, estuve a punto de gritar rojo, pero creo que se daba cuenta y dejaba de hacerlo tan bestial.

Anoche el dominante se mostró ante mí y yo lo dejé hacerse con mi cuerpo y mi alma. Los chupones en mis senos , se estaban poniendo de color púrpura, mi cintura también había sufrido sus estragos, el precio por una noche de pasión de una alma en llamas y una mujer que lo ama.

Salí de ahí y estaba despierto, me miró y se enderezo, vio lo que me hizo recorriendo mi cuerpo, sus ojos se pusieron en aguas, estaba a punto de llorar. Salte sobre él poniéndome a horcajadas con mis piernas abiertas de alrededor de él.

- No mi trajeado, no lo hagas, esto lo necesitabas ayer, yo me ofrecí y te lo di a ti, y escuchame bien, nadie me ha tomado de esa manera y no lo hará nunca en la vida.-

-Mi gata salvaje, mira lo que te hice, viste tu cuerpo? Dios esto no puede pasar otra vez, te deje toda marcada.-

- Mis marcas que me las hizo el hombre que me ama, no lo hiciste para dañarme, lo hiciste porque tú alma estaba atormentada, no para hacerme daño mi trajeado.-

Me dio un beso suave en mi boca, en mi cuello, me acariciaba suavemente la espalda hasta mis glúteos y mis muslos, su erección creció y yo me subí en ella. Esta vez yo llevaba el ritmo, suave lento, respiraba en su boca y me sujetaba en sus hombros, me seguía besando. Nuestro sudor siempre era porque este hombre duraba de una manera que no entendía, me lo hacía lento pero tan íntimo, fue de otra manera, muy diferente a otras.

- Te amo tanto mi gata.- con la voz agitada y excitada por las embestidas y lo que veíamos que pasaba entre los dos.

Sus besos me seguían dando tanto placer, tomó uno de mis pezones y lo tiró, sentí construir mi orgasmo y apreté mi músculos, apreté mi coño y lo sentí explotar en mi interior. Ahora  habíamos hecho el amor. Recuperamos la respiración.

-Estas bien? Mi gata, no te hice daño?.-

- No, sólo disfruto de ti, me has hecho el amor trajeado, te amo tanto.-

Salí de él sintiéndome vacía, fuimos a la ducha y con suavidad me baño, y yo a él, no iríamos a correr, no podíamos con la situación que teníamos.

Nos vestimos y con lo temprano que era pensamos que nadie estaría en pie, me refería a Jason y Gail. Ryan y Presscot quedamos de acuerdo que se irían a sus casas y a las siete de la mañana estarían aquí. Pero la gargola estaba despierta y con Gail en la cocina. Mi padrino nos dio los buenos días junto a Gail.

-Hola Ana, Christian. Por sus ropas no veo que vayan a trotar.-

- No Jason, quiero hablar con Ana en el despacho antes que despierte nuestra hija.-

Hablar conmigo? Recuerda que llegaste sólo a follar o se te olvida?. Mierda tienes razón Anita. Fuimos solos los dos, Jason no nos acompañó.
Entramos y me hizo sentarme en el sillón con él. Tomo mi mano.

-Tengo información sobre Elena, en el dormitorio no te iba a contar nada de esa mujer, ni mucho menos en nuestra cama. Ella no va a invadir nuestro lugar más íntimo.

LA PROFESORA STEELE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora