Sus mantras eran los mismo durante cada entrenamiento: ser el más fuerte, convertirse en el legendario súper saiyajin y derrotar a su némesis Kakaroto. Cada rutina parecía insuficiente, el tiempo corría toda prisa, faltaba cerca de año y medio para que aparecieran los androides, no quería morir a manos de un par de androides. El príncipe Vegeta debía trascender como el guerrero más fuerte del universo y no morir a manos de unas chatarras insignificantes.
Un inmenso ki lo sacó de concentración, sintió punzadas en la cabeza y nervios por todo el cuerpo, no podía creerlo, el dragón había sido invocado. De inmediato se lamentó por no haberse cerciorado de que la mujer no colectara las esferas, para tal vez cometer la estupidez de buscar el laboratorio del doctor Maki.
Era demasiado tarde, no llegaría a tiempo para detener a la terrícola. Apretó los puños y lanzó un profundo grito de desesperación que acabó en golpear el suelo de la cámara de gravedad, dejando dos profundas abolladuras. Quiso salir volando para acabar con la vida de Bulma, pero su enojo era más fuerte que decidió canalizarlo en proseguir con su entrenamiento, lo hecho, hecho estaba.
Un par de horas más tarde, estaba más relajado pero todavía se sentía molesto. Le había quitado un propósito, ahora le quedaba la idea de humillar a Kakaroto en batalla. Por si no fuera poco, en ese momento sintió el ki de Kakaroto en los alrededores, así que se dirigió a él lo más rápido posible para saber sus intensiones.
A lo lejos contempló una escena singular, Kakaroto abrazaba con fervor a la terrícola y luego le posaba una de sus manos sobre su mejilla y delicadamente acomodaba una flor sobre la oreja de Bulma. Decidió acercarse e interrumpir sus ridiculeces.
-¿Qué hicieron con las esferas del dragón? –señaló molesto
-Hola Vegeta –saludó Gokú con esa sonrisa característica, al tiempo que se separaba de Bulma.
-No tengo tiempo de estupideces, respondan –les apuntó con el dedo –no habrán cometido la tontería de pedir la ubicación del laboratorio del doctor Maki para destruir anticipadamente a los androides.
-Tú también –decía Bulma molesta apretando los puños –¡qué poca confianza me tienen! –miró a Gokú y a Vegeta –sus preciados androides están a salvo.
-Tranquila Bulma –dijo Gokú nervioso.
-Gracias por tu ayuda Gokú – dijo la chica después de respirar profundamente –espero verte pronto.
-Ya sabes, puedes contar conmigo hasta cuando necesites ayuda con un bebé –dijo Gokú guiñando el ojo.
-Lo tomaré en cuenta, serás al primero que llame –sonrió Bulma y comenzó a alejarse sin mirar a Vegeta.
Por más que trató de contenerse, su mandíbula cayó al piso, no podría creerlo, Kakaroto estaba ofreciéndole a la mujer hacer un "bebé", tal vez intentaba hacer un ejército de saiyajines o se había cansado de su gruñona esposa; muchas teorías le pasaban por la cabeza.
-Es hermosa, ¿no? –le codeaba Gokú –si no le hubiese prometido a Milk casarme con ella, sin dudarlo se lo habría pedido a Bulma
-Es horrible y escandalosa –se cruzaba de brazos Vegeta –no me interesan tus observaciones.
-Oh vamos, por favor ¿no te parece ni un poquito guapa? –le preguntaba traviesamente.
-No –se acercó a kakaroto -Ahora dime qué deseo pidió esa mujer, porque imagino que estuviste allí cuando invocó al Dragón.
-Ah, ah, ah –tartamudeó frotándose la cabeza –Es una larga historia y debo regresar porque Milk debe sospechar que no estoy con Piccolo y con Gohan. Adiós -Colocando los dedos sobre su frente desapareció.
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Fiksi PenggemarNadie puede huir de su destino ni la caprichosa Bulma, ni el Orgulloso Vegeta. Señoras y señores, otra historia de esos enigmáticos 3 años y un poco más. El viaje de Bulma que lo cambiará todo.