Capítulo 26

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Me desperté de muy buen humor, hoy era el cumpleaños de mi mejor amigo y lo haría divertirse y despejar un poco, el pobre estaba muy estresado últimamente porque solo estaba con lo de su padre,yo tenía que encargarme de que él liberara su mente de todos esos problemas por lo menos un día, a parte que su padre me lo había pedido y yo con más razón debía hacerlo.

Llegué a la escuela y lo encontré sentado en el patio así que fui de inmediato hasta allí, desde que me vio acercarme empezó a sonreirme

—Feliz Cumpleaños—le dije enseguida que llegué con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿Cómo lo sabes? ¿Eso fue lo que te dijeron mis padres ayer?—preguntó algo dudoso.

—Exacto, y hoy tu y yo vamos a despejar un poco la mente—dije aún sonriendo.

—Susan no, de verdad, sabes que no quiero hacer nada—dijo tratando de convencerme pero obviamente no había nada que me hiciera cambiar de opinión.

—No aceptaré un NO como respuesta Cristian, hoy tu y yo vamos a pasar un pequeño rato, será divertido—dije dándole una palmada en la cabeza.

—¿Y qué tienes preparado? —preguntó aún un poco inseguro.

—Una tarde de películas, no puedes decirme que no por varias razones, la primera es porque no me interesa lo que digas igual vas a ir, la segunda es porque ya compré todo y lo tercero es porque ya le pedí permiso a mi madre y sabes que es difícil animarse a preguntarle algo a ella porque sus respuestas son peligrosas—él rió con lo último.

—Ok, iré pero prometeme que no compraste palomitas con mantequilla, las odio—dijo haciendo cara de asco.

—Lo juro, son naturales—dije—Entonces ¿Aceptas?

—Acepto—dijo y chocamos las palmas de nuestras manos.

Como siempre el día transcurrió tranquilo, las clases normales, el almuerzo también, hacía bastante tiempo que siempre nos sentábamos en la misma mesa las chicas Cris y yo.

Después del largo día por fin llegó la salida y sin esperar un segundo más tomé a Cristian por el brazo y lo estuve arrastrando desde la escuela hasta mi casa, de vez en cuando teníamos que parar porque según él íbamos muy rápido y se cansaba y en una ocasión tuvimos que parar porque tuve que levantarlo literalmente del suelo, pero después de varios incidentes por fin llegamos a mi casa.

—Ve escogiendo una de las películas que está ahí en la mesa mientras yo voy haciendo las palomitas—le dije a Cristian mientras caminaba hacia la cocina.

Después de hacer las palomitas las coloque en un tazón y tomé dos refrescos.

—¿Cuál escogiste?—le dije mientras dejaba las cosas encima de la mesita.

—Esta, es una comedia—dijo mientras me enseñaba la película que había escogido.

Nos acomodamos en el sofá, pusimos la películas y empezamos a verla mientras comíamos nuestras palomitas y tomábamos nuestros refrescos, estábamos justo en la mitad de la película cuando Cristian habló.

—Susan, de verdad me gustaría agradecerte aunque ya lo he hecho mil veces, pero siempre me sorprendes haciendo algo más—dijo y me volteé para mirarlo.

—Ya te dije que no tienes nada que agradecerme, lo hago porque eres mi amigo y verdaderamente no me gustaría que pasaras por lo que pasé yo—eso último lo dije sin darme cuenta y me di una cachetada mental por eso, no le había contado aún a Cristian sobre mi padre, pero tal vez era el momento, el era mi amigo y confiaba en él.

—¿A qué te refieres?—habló él verdaderamente confundido.

Pausé la película y me coloqué nuevamente frente a él, sus ojos azules me miraban con duda y preocupación.

—Cuando yo tenía 10 años mi padre murió en un accidente—dije e inmediatamente mis ojos se llenaron de lágrimas, aún dolía mucho, siempre iba a doler.

—Wow—respondió Cristian—pensé que no vivía contigo porque tu madre y él se habían separado, pero nunca pensé que tú hubieras tenido que pasar por eso.

—Fue duro, demasiado, él siempre fue un padre excelente, me quería mucho a mí y a Cathy, cuando murió me sentía tan mal—las lágrimas se deslizaban por mis mejillas y Cristian me miraba atento—Sentía que el mundo se me caía encima, que todo había acabado y no podía decirle nada a mamá porque sabía que ella también sufría, me lo callé, sufrí en silencio hasta que ya no pude más y entonces ahí mi madre me llevó a un psicólogo donde pude empezar a aprender a vivir con el dolor, mi padre siempre me decía que viviera mi vida, que nada ni nadie podía arrancar la sonrisa de mi rostro, que la vida era corta y que debía disfrutarla, también me decía que pasara lo que pasara él estaría conmigo, pero no fue así, la vida me lo arrebató sin previo aviso, sin una disculpa, sin una justificación, lo único que me quedó fue su recuerdo y sus cuentos y novelas, empecé a escribir para sentir que siempre lo tenía cerca.

—Por eso es tan importante y especial para ti tus libros—dijo Cristian después de un rato sin hablar, solo escucharme.

—Si—dije limpiandome un par de lagrimas—sobre todo Diamante en Bruto, porque en ella plasme todo lo que mi padre me enseñó y lo trate de hacer como a él le gustaría, quería que se sintiera orgulloso.

En ese momento Cristian me abrazó y lloré en su hombro justo como ya había hecho él antes, estuve un rato así hasta que Cristian me separó de él tomándome por los hombros para mirarme directamente a los ojos.

—Susan perdoname por haber hecho esa crítica de tu libro, tienes razón, después de verlo como tu lo ves se convierte en una obra maestra y como tu misma me dijiste a mi, yo siempre voy a estar aquí para apoyarte—dijo mirándome.

Y en ese momento me perdí en su mirada, me percaté perfectamente de cada detalle de su rostro y pude responderle sinceramente a la pregunta que él día anterior me había hecho mi madre.

Si, me gusta Cristian Roque y me gusta mas de lo que debería.

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N/A:Capítulo esperado ehhhhhh.

Bueno, decidí dejarles este maratón como regalito, como ya les había dicho quería dejarles un especial.

Debo decirles que el próximo capítulo va a ser bueno jeje.

Los amo criaturas, besitos con sabor a helado.

Mi Hater #1✔️ (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora