Un día con los Spirito

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primer capitulo

Narrador Universal

—¿Mamá?— preguntó ella, desde la puerta de la habitación —Mamita ¿Estás acá?—

—Si, mi amor, pasa— respondió sin ánimos

La pelirroja se adentró en el cuarto de sus padres, donde encontró a su madre tendida en la cama, llorando sin parar, a su al rededor, cientos de pañuelos descartables ya usados.

—¿Mamá estas bien?— preguntó asustada— ¿Qué te paso?—

Se sentó en la punta de la cama, sin saber que hacer o decir, para Marizza, no era común encontrar a su madre en esta situación. Nunca antes la había visto llorar, porque Dolores siempre fue una persona fuerte, una mujer poderosa.

—Fue tu padre— dijo entre lagrimas

—¿Qué paso con papá ahora?— Su madre no respondió— Háblame mamá por favor ¿le pasó algo a papá?—

—Tu papá me engaño... me engaño con la vecina, Marizzita— explicó —Están juntos hace años, y no solo eso, sino que también la ayuda con la escuela de sus hijos—

—No puede ser, no puede ser, papá es incapaz de hacer algo así ¿Vos estas segura?—

—Lo descubrí hoy, estoy segura— dijo entre sollozos —me engaño con Mercedes Bustamante, me quiero morir hija—

—¿Bustamante?— repitió, confundida

La chica no podía creer lo que oía, ni tampoco lo que veía, la colorada siempre creyó que sus padres eran el perfecto ejemplo del verdadero amor, soñaba con ser tan fuerte como su madre, y tan brillante como su padre, deseaba encontrar algún día un amor tan grande como él de ellos dos, quienes a la edad de ella, ya estaban juntos. Admiraba a sus padres, porque eran todo lo que ella quería llegar a ser, le enseñaron todo lo que hoy era ella. 

Marizza Pía Spirito, a sus jóvenes diecisiete años, sabía más de la vida que cualquier otra adolescente, ella era la definición de fortaleza, de rebeldía. Una chica explosiva, con un carácter difícil de contener, pelea por lo que quiere, y defiende lo que piensa. 

A pesar de su facilidad para entablar relaciones, Marizza era una adolescente solitaria, toda su vida lo fue, cuando comenzó a notar que las personas se acercaban a ella por su dinero, y no por ver algo bueno realmente en ella misma, comenzó a ser muy desconfiada. 

Spirito se encontraba sola, pero estaba cómoda en esa extraña soledad, creía que nada le faltaba, sus padres estaban juntos, la querían, y claro, le cumplían cada capricho que tenía, el dinero es algo que no faltaba en sus vidas, Dolores es una importante abogada, y Fabricio, su padre, era dueño de una importante cadena de empresas. Marizza creía que tenía todo lo que quería, y eso que no es una chica fácil de complacer. 

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