I: Los sobrevivientes de Mooneth.

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-Atención, estaremos llegando al cruce de Torre Partida en unos minutos...- Anunciaba un soldado a caballo guiando un grupo pequeño de sobrevivientes de lo que alguna vez fue el poblado de Mooneth. Hombres, mujeres y niños habían caminado horas durante noches enteras para distanciarse lo más posible del cruel asalto de los norteños al bosque. El soldado hizo que se detuvieran para descansar un rato -Iremos yo y Marisa para investigar la situación del cruce, en caso de que todo esté bien podremos tomarnos un buen baño caliente y cenar como personas civilizadas- Los sobrevivientes murmuraron, esperanzados con la idea de que aún había un lugar del bosque aun a salvo. Marisa tomo su caballo robado y se adelantó al grupo para ponerse a la par del último soldado de Mooneth -Casper, creo que debemos llevar a los heridos con nosotros...- Dijo en voz baja al soldado, este asintió -La carreta de heridos vienen con nosotros, por ahora son prioridad- El grupo se apartó para dar paso a una carreta con cinco personas heridas. Dos mujeres y tres hombres eran paseados con heridas mal tratadas y algunas ya con visibles indicios de infección. Casper volteo su caballo y se dirigió a unos aldeanos que servían de guardia para el resto del grupo -Ocúltense entre los árboles. Recuerden, nada de fogatas ni de ruido... regresaremos pronto por ustedes- Los hombres asintieron y empezaron a dar instrucciones mientras los tres jinetes empezaron a cabalgar hacia el cruce.

-Espero y esta pesadilla acabe pronto... esos hombres son granjeros y albañiles, no soldados- Dijo Marisa, preocupada por los hombres y mujeres de su ahora devastado hogar -Yo conocía a sus padres y a sus abuelos también... vivieron en paz siempre, nunca habían tomado vidas, así como en estos días- Casper asintió en silencio -Lamentablemente esa es la vida de cualquier soldado- Casper tomo el mango de su espada y lo apretó con fuerza -a menos que seas un monstruo que solo busca hacer daño... nadie quiere tomar la vida de alguien por placer- Marisa y Casper quedaron en silencio por un rato mientras seguían por el camino. Después de unos minutos vieron la entrada al cruce. Un arco de madera sin nombre adornaba la entrada y un par de mercenarios vigilaban la entrada y salida de los viajeros. Y atrás de ellos, una torre derruida se alzaba en medio del pequeño campamento entre tiendas y fogatas. Casper se adelantó y uno de los mercenarios lo detuvo con espada en mano - ¿De dónde viajan, soldado? – Casper bajo de su caballo y ara presentarse -Mooneth... o lo que fue- El mercenario asintió en silencio y volteo a ver la carreta de los heridos -Llévalos a ver al hierbero, ahí intentaran salvarle la vida a al menos uno- Casper volvió a subir a su caballo -Gracias por tu apoyo- se detuvo - ¿De casualidad habrá alguien de Walesia que nos podría ayudar con los refugiados? – El Mercenario se detuvo a pensar unos segundos - ¿Walesia? No creo, pero si hay alguien de Arcadia en el hostal... - se dio la vuelta y señalo un edificio grande y viejo -Busca a William Bramble, es miembro de los eruditos de arcadia, lo van a reconocer enseguida- Casper y Marisa asintieron en silencio -Marisa, lleva la carreta al médico del lugar y luego vas al hostal y busca a este tal Bramble... yo iré por el resto- Marisa asintió y dio vuelta a su caballo -Con cuidado- Casper asintió y rápidamente su caballo entendió que tenía que ir a toda velocidad.

Marisa le hizo una seña al conductor de la carreta y este hizo mover a sus caballos para posicionarlos cerca de un edificio cercano con un letrero de madera que leía "Herbolaria del Profesor Dokerios", Marisa por otra parte fue directo al hostal. Un edificio visiblemente deteriorado por el tiempo y los elementos y estaba adornado con viejos escudos y rodelas en su techo. Mientras bajaba de su caballo para amarrarlo en el pequeño establo junto a los demás, recordó una historia que su padre le había contado acerca de ese lugar. Torre partida era un pequeño puesto de avanzada de Arcadia para sus incursiones dentro del bosque; La Torre era un experimento de un mago para usarlo de guía para sus exploradores. Hubo un accidente que mato al mago y desintegro a todos sus magos que usaban la guía de la torre. Los escudos son el ultimo remanente de aquellos magos que desaparecieron sin dejar rastro y pronto el cruce fue abandonado por Arcadia y dejado solo para los exploradores, cazadores y aventureros. Marisa termino de amarrar a su caballo y se dispuso a entrar al hostal. Abrió la puerta del edificio y se topó con una escena típica de las historias de aventureros. Cazadores contando sus historias de cacería, aventureros comiendo grandes cantidades de comida para reponer las energías después de navegar los bosques de Gaia y, por supuesto, soldados sobrevivientes de diferentes frentes de batalla, al norte de Gaia.

La sombra del rey: Los Caminos de Gaia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora