XV: La máscara de la paz

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La casa de los Cazna estaba igual como hace años, llena de recuerdos familiares y trofeos de los viajes y expediciones de todos. En un librero estaba la vida y obra de Claudia, sus libros publicados, sus trofeos y sus títulos. Jesús tenía una pared repleta de cabezas de bestias del sur y del califato, espadas y banderas de enemigos de la nación, mientras que Fernando tenía un sinfín de premios por el mejor vino del sur del continente y cientos de libros de cocina. Gabriela, al igual que ella tenía un librero lleno de libros de numerología y matemáticas complejas, así como una gran variedad de teorías y tesis sobre alquimia avanzada. Un grito hizo voltear a Claudia, su padre estaba interrogando a los dos matones de Nigrumferro en el sótano. Camino hacia la puerta y los gritos iban incrementando en intensidad.

Al bajar la escalera al sótano, en el centro y amarrados a dos barriles de vino, Lord Carlos Cazna I, señor de Riddia, interrogaba a los matones con un técnica conocida entre los Arcanos como "Carcomer", forzar el ingreso de mana al cuerpo a través de los nervios y no por los conductos normales causando que los mismos se entuman o, en casos de exposición prolongada, atrofia de los mismo. Para un mago seria doloroso, pero para alguien que nunca ha usado magia es como sentir que los nervios de un dedo o del brazo entero fuera bañado con aceite hirviendo, un dolor que no se puede quitar con nada, solo con el tiempo – Que bueno que llegas, Claudia, necesito tu ayuda – Dijo su padre con una cálida sonrisa – Ya es el tercer ataque de este tipo en el mes... y al fin los tenemos – Respondió animado.

A veces, claudia olvidaba que su padre fue un médico de guerra veterano condecorado con los más altos honores y su maestría con el cuerpo humano también le sirvió para ser el mejor interrogador de Arcadia – ¿Necesitas aflojalenguas? – Pregunto Claudia mientras empezaba a tomar los ingredientes de un anaquel cercano, su padre asintió – Estos dos quemaron nuestras casas y edificios y lastimaron a mi nieto con una Null – Espeto Carlos– Necesitamos respuestas antes de que me obliguen a seguirlos carcomiendo desde el meñique – Amenazo. Los matones, con lágrimas en los ojos, negaron con la cabeza – Mi señor, no es necesario... diremos todo lo que necesita saber... - Suplico uno de ellos, el otro escupió a los pies del señor de Riddia – Por mi puede matar a este, no diré nada... - Carlos asintió – Bien, tu compañero nos dio una respuesta favorable... para mi – respondió, el matón empezó a sollozar.

Carlos giró su cabeza para ver a los ojos al matón - ¿Cómo se llama, muchacho? – Pregunto con una amabilidad fría y calculada – Aleks... Aleks Skorma... mi... mi señor... - respondió entre sollozos – Aleks, ¿este es tu superior? – tomo el meñique del otro matón, este abrió los ojos como platos, Aleks, asintió en silencio – ¡Espera! Pero que... - una inyección de mana en el meñique directo al nervio hizo que el matón gritara violentamente de dolor. Carlos se aseguró que no viajara hasta la palma, solo hasta la primera falange – ¿Sabes lo mucho que cuesta reparar un brazo después de un corte de un arma Null, Aleks? – Pregunto, Aleks se limitó a negar con la cabeza mientras su compañero gritaba aun después de haber terminado la tortura – Conectar carne y nervio es fácil, pero reparar los canales de mana... eso, Aleks, tarda mucho, un mes por poco como a mi nieto y hasta diez años si cortan bien hasta el hueso – Empezó a explicar - ¿De dónde sacaron tan terribles armas, Aleks? – Pregunto, Aleks trago saliva – Mi señor... Demios... - Tartamudeo - ¿Demios, que? – pregunto Carlos mientras tomaba de nuevo el meñique de Aleks, este salto y empezó a llorar nuevamente – ¡Von Cross! – Grito – ¡Demios Von Cross! – Carlos soltó lentamente el meñique.

Claudia había terminado la pócima. Puso el pequeño matraz en la mesa de instrumentos quirúrgicos de su padre, este le agradeció con una sonrisa – Bien, Aleks, ¿dónde vive? – Pregunto - ¿Qué? – Aleks no sabía de donde venia esta pregunta – ¿De dónde vienes, Aleks? Tu hogar – Volvió a preguntar, el matón trago saliva y respondió con un susurro – Vannia... en el bosque – Carlosasintió lentamente – Piensa en tu bosque de tu nación y prométete lo siguiente, no alzaras ninguna arma, ni regresaras al sur... ni servirás a Nigrumferro – Ordeno, el matón asintió. Con un chasquido de sus dedos, Carlos I había desaparecido a Aleks - ¿Lo mataste? – Pregunto el otro matón – Ictu, un hechizo que transporta a cualquiera a cualquier lugar conocido del planeta – Respondió mientras tomaba el matraz – Esto, es una pócima simple, pero efectiva... y altamente ilegal de preparar – menciono mientras mostraba el matraz y su contenido – ¿ya me van a matar? – Pregunto con una sonrisa el matón y, en vez de una respuesta, recibió una descarga de mana en el meñique hasta la muñeca.

La sombra del rey: Los Caminos de Gaia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora