VI: Sacrificios

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Marisa y Claudia habían pasado un par semanas atendiendo las heridas de Alestar. Su cuerpo estaba mal nutrido y severamente lastimado. La batalla de Mooneth fue un horror para muchos y Marisa podía revivir la batalla con tan solo ver las heridas de su amigo - Marisa... - pregunto Alestar un día - ¿Crees que sea cierto lo que Cazna nos explico? - Marisa se detuvo de servir la comida – Para serte sincera, no lo se... hay muchas cosas que no cuadran – Empezó a decir mientras le hacia señas para que se acercara a la mesa – La explicación fue simple. El evento del sanatorio llamo mucho la atención del consejo de Arcadia – Alestar tomaba asiento con dificultad, sus heridas dolían pero al menos podía moverse por si solo – Los arcanos solo saben destruir para explicar las cosas – Dijo con desprecio – Un paladín de Gaia hizo lo que tenia que hacer, sanar a sus locos y a sus desahuciados – Marisa empezó a reír sin ganas – Y también a obligarlos a remodelar un palacio entero – Alestar también se soltó a reír, su risa era melódica en partes – Bueno, el no decidió en donde aparecer... y además, el edificio estaba en medio – Ambos se soltaron a reír a carcajadas.

Una vez terminado su comida, decidieron salir de su casa a la casa de la maestra Cazna. Su casa era una casa del árbol encantado para ser mas grande el interior que el exterior. Claudia incluso habilito una rampa en espiral para hacer mas fácil el descenso de Alestar. Una vez abajo, el jardín de la maestra Cazna los saludaba con aromas florales intensos, colores vivos y una variedad sorprendente de flores y arboles frutales. A Alestar le gustaba estar aquí, era como encontrar un pequeño paraíso para las hadas – A este rosal le hace falta un poco de agua, tal vez un fertilizante para que recupere color – Dijo al aire el druida mientras examinaba los pétalos a detalle, la maestra Cazna se alzo entre las flores con unos guantes de carnaza puestos – Eres libre de atender mi jardín a tu gusto, Motum – Alestar se giro para ver a la maestra de frente – Buen día, Cazna – Dijo con una formalidad casi militar – Un gusto verla esta mañana – La maestra se retiro sus guantes de carnaza y dejo a un lado una pequeña pala. El trato entre Alestar y Claudia era diferente entre otras personas. La maestra sabe lo que es Alestar y lo trata con respeto, pero su disgusto por el inmenso poder que puede usar, los matices religiosos que usa y el simple hecho de saber que el puede ser mucho mas poderoso que cualquier mago de Arcadia hace que Claudia Cazna, la maestra de la escuela numero noventa y nueve, le tenga miedo.

En cambio Alestar veía a Claudia como un temible enemigo. Los magos arcanos, según los druidas de Gaia, son demonios, mercenarios y cazadores de deidades que solo buscan derrocar las deidades y hacerse de su poder. Alestar dormía y caminaba en Arcadia pero con miedo y precaución. Cada estudiante de alguna escuela era un enemigo mas. Cada truco mágico era una demostración de poder. Alestar vivía al borde de su sanidad en todo momento. Alestar movió la mano y la tierra debajo de los rosales empezó a humedecerse hasta el punto correcto. Alestar inclino la cabeza a la rosa y murmuro como si le hablara al oído - De nada, pequeña – Volteo a ver a la Maestra, serio – Al parecer ninguna planta o árbol con tu cuidado tiene quejas. La felicito – Dijo Alestar al fin con una formalidad forzada. Claudia Cazna inclino su cabeza respetuosamente – Viniendo de un Druida, me siento honrada – Dijo mientras le dedicaba una cálida y sincera sonrisa. Alestar alejo la vista – Bien ¿Y que procede? - Pregunto Marisa, tratando de cambiar de tema. La maestra Cazna les hace señas para entrar a su casa.

Los dos siguieron a la maestra a su casa. Una vez adentro, Alestar noto el olor a pan recién horneado y te de lavanda con algún cítrico – Después de ver la notable mejoría en la salud y sanidad de Alestar puedo decir con éxito que ya podemos registrarlos en mi escuela – dijo la maestra con alegría. La idea de tener nuevos estudiantes siempre la animaba, Marisa suspiro de alivio – Que bien, pensé que era algo mas de importancia o peor... – Claudia rio con ganas, su humor estaba por los cielos – Pues es importante tenerlos registrados, así pasaran desapercibidos por Arcadia como cualquier estudiante – Alestar hizo una mueca, su disgusto es muy visible – tengo treinta y cinco años, ¿seré el estudiante mas viejo de Arcadia? - Claudia miro a Alestar, como madre regañando a su hijo – No, Alestar, no serás el mas viejo – Se señalo a si misma con su pulgar – Yo estoy estudiando por quinta vez consecutiva para mi tercera maestría de artes arcanas y tengo cincuenta y tres años – Señalo a un retrato de ella y sus dos hijos – Carlos, mi hijo menor, es un mago de clase superior de treinta años y aun continua estudiando su maestría en Thaumatologia – Observa a ambos gaianos, con un orgullo típico de cualquier arcano – Ustedes están en la están en la edad perfecta de entrar como cualquier personas extranjera que estudia magia en Arcadia – Marisa asintió lentamente, a ella le agradaba la idea.

La sombra del rey: Los Caminos de Gaia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora