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—Naruto ¿puedes venir un momento?

Detengo el trapo sobre la mesa que me limpiando, el Chef estaba de pie frente a mi, me mira de un modo impasible con las manos detrás de su espalda. No dijo más, se dio vuelta en dirección a su oficina. Tras darle una mirada de total confusión a Shikamaru, me dispongo a seguirlo.

Cuando entro a la oficina, el Chef me pide cerrar la puerta.

Estando solos sin que el ruido de las mesas y los pasos de los empleados se escucharan, trago saliva con dificultad.

—Siéntate Naruto —me dice señalando una de las sillas frente a su escritorio.

Asiento, y me dirijo rápidamente para tomar asiento. Mi pie derecho tamborilea en espera de que el Chef diga algo, porque se había quedado en completo silencio, con su mirada impasible sobre mi, algo que hace que mis nervios empeoren.

Mi pie derecho tamborilea en espera de que el Chef diga algo, apenas tome asiento, espera soltara el motivo por el que me había llamado a su oficina, pero se había quedado en completo silencio, con su mirada impasible sobre mi, algo que hace que mis nervios empeoraran.

Me pongo a memorizar sobre si esta semana he hecho algo que ocasione algún regaño.

Me encoge cuando el suelta un hondo suspiro.

—Gracias.

Ok, de todas las posibles cosas, aquella palabra era lo que menos me esperaba escuchar.

Frunzo las cejas.

—Señor, no entiendo —suelto confundido.

El paso una mano por su canoso pelo, deja entre ver una leve sonrisa en sus labios.

—Has caído como una bendición a mi nieto — suelta, siento mis mejillas colorearse tras escuchar esas palabras— Le ayudaste a sanar una herida que traía abierta desde hace mucho tiempo, nunca lo olvidare Señor Uzumaki.

Rasco mi nuca nervioso.

—Yo..., solo, bueno..., solo le di un concejo.

El solo acentúa su sonrisa y menea la cabeza ante mi postura modesta.

—Hizo lo suficiente Señor Uzumaki. Hágalo feliz.

Brinco en mi puesto.

—Entonces, usted ...

Él solo asiente, y mueve un lapicero entre sus dedos.

Mojo mis labios, me tiento a preguntar desde cuando lo sabe, y si estuvo de acuerdo desde que lo adivino. Hinata y yo no lo manteníamos como un secreto, pero tampoco era que a donde íbamos gritábamos que estamos juntos.

Simplemente eramos nosotros, y si alguien preguntaba (como Temari, la novia de Shikamaru, cuando hace un par de semanas salimos los cuatro), se lo confirmábamos sin tanto preámbulos.

Y en caso de que el Chef, si no hubiera estado de acuerdo, a pesar que lo tenia en muy buena estimada, y si me hubiera decepcionado si se llegara a oponer, aun aso no hubiera logrado que me separara de él.

Hinata lo era todo para mi, estaría con él hasta que me lo permitiera.

—Hazlo feliz —repite, una sonrisita de paz se reflejo en su casando rostro.

Yo sonrío.

—Siempre.

Tras terminar el día, me dirijo cansado hacia los casilleros para poder cambiarme el uniforme. Shikamaru se despide de mi rapidamente, iría con Temari a una cita. Así que lamentablemente no podría darme el aventó, Hinata tampoco había ido a trabajar ese día, le tocaba clases en la universidad.

Hace un año, en otoño - [NH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora