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Para el resto, la vida tan activa de sexo que mantenía el uruguayo se había acabado al iniciar su relación con Colombia, puesto que este nunca fue de mantener intimidades y de hecho era virgen hasta que lo hizo con Uruguay.
Sin embargo, no es así. Tienen relaciones íntimas bastante seguido, o como diría el colombiano: "hacemos el amor"
El uruguayo soltaba gemidos prolongados, dulces, dando saltos sobre el miembro del colombiano. Sus expresiones eran simplemente magníficas, como mordía su labio inferior con una leve fuerza, como cierra sus bellos ojos, sus mejillas sonrojadas, sus bellos gemidos provocando una hermosa sinfonía en toda la habitación.
Los saltos provocaban un leve sonido de chapoteo por sus pieles.
Colombia se encontraba hipnotizado por los sensuales movimientos del menor. Observaba sus preciosas expresiones, realmente encantado. Uruguay se le hace tan hermoso, sexy, adorable, como si fuera un Dios perfecto. Veía como sus curvas se movían de arriba hacía abajo, era un espectáculo.──C-Colombia! Ah!──Uruguay tiró su cabeza hacia atrás, aumentando la velocidad de los saltos. Se sentía tan caliente y profundo en su interior, lograba sentir como el miembro del colombiano se marcaba en su pelvis.──A-ah~ M-mm~!──mordió su labio inferior, realmente excitado.
Colombia no pudo resistirse ante la perfecta apariencia del uruguayo. Se sentó en la cama, agarrando al menor de la nuca para así unirlos en un romántico y lujurioso beso. Uruguay correspondió gustoso, abrazandolo por los hombros. Los labios de ambos encajaban a la perfección, como si hubieran sido creados para estar juntos. El tricolor los volteó, recostando al otro con suavidad sobre la cama. Este último se incorporó entre las esponjosas almohadas, sonriendo dulce y coqueto.
Colombia se acercó a su rostro, continuando con las penetradas en su interior. Las estocadas eran dulces, rápidas y continuas, Uruguay se sentía en un paraíso.──Ah~! Colombia!──gimió en alto el menor, curvando su espalda ante lo bien que se sentía en su interior. El colombiano tocaba su punto dulce en cada estocada, podía sentir sus jadeos calientes contra su rostro. Se unieron en un romántico beso, el uruguayo abrazó al mayor en su cadera y hombros, intensificando el beso al empujar desde su nuca.
Las estocadas se hicieron aún más profundas, ambos estaban disfrutando demasiado de aquello. Unían y separaban sus labios, creando un ruido algo obsceno por el junte de sus salivas. Mantenían sus ojos cerrados, se acariciaban, vivían ese momento con mucho entusiasmo.
