Por suerte, el cambio de vuelo para México no salió tan caro como pensábamos, ya que era temporada baja de allá. Llegando al aeropuerto de Cancún, que hicimos vuelo directo, nos pasó a buscar un coche contratado por los premios. Ferrán les había pasado los datos del vuelo y hotel, todo muy cómodo y rápido. El cambio radical del clima de otoño-invierno de Europa al calor invernal de la Rivera Maya, lo sentimos al momento de bajar del avión pero era algo que aún podíamos soportar.
Llegamos al Hotel Xcaret, mismo donde serían los premios, nos ayudaron a bajar nuestras valijas y esperamos a que nos asignaran una habitación. En ese momento le llamé a Ferrán para avisar que estábamos aquí. Tardaron unos cinco minutos en encontrarnos en el lobby, venía acompañado por su esposa, Alma, quien llevaba un vestido negro largo de playa y con el pelo mojado.
—¡La pareja del momento ha llegado! —gritaba a unos metros de nosotros con los brazos abiertos— ¿Cómo están?, ¿qué tal el viaje?
—Todo bien, un poco cansado, no pudimos dormir durante el vuelo. —giré a ver a Peter con la mirada de cómplices y él se limitó a sonreír.
—Bueno, tienen tiempo para aprovechar el día de hoy y descansar, mañana los premios son a partir de las cuatro de la tarde. —Nos explicaba Ferrán— Hoy teníamos pensado ir a cenar al centro, si quieren les aviso para ver si les copa acompañarnos, si no están muy cansados.
—Obvio, llamáme al celu antes de que salgan y te avisamos —dije.
—Buenísimo. ¿Van a su habitación ahora?
—Sí, queremos darnos una ducha para refrescar un poco del viaje y después comer que me muero de hambre.
—Dale, entonces los dejamos ir. Estamos al habla, disfruten. —Nos despedimos de los dos y seguimos al botones hacia nuestra habitación.
Al entrar, lo primero que notamos fue el increíble balcón con vista al mar y la selva que teníamos. La habitación tenía muebles de madera combinados con accesorios rosa mexicano y distintos adornos típicos pero todo dentro de un estilo moderno.
—Ya extrañaba estas vistas —dije mirando por el balcón.
—Yo también, es hermoso, ¿no? —sentí a Peter abrazarme por detrás y rodearme con sus brazos.
—¿Podríamos vivir acá? —reí— Bueno, no sé si me veo viviendo en la playa pero me re gustaría.
—Yo me imagino en cualquier lugar mientras sea con vos. —me dijo en el oído haciéndome tener piel de gallina y sonreír. Sentí los besos que depositaba lentamente en mi cuello para después girarme con delicadeza y tenernos frente a frente, me tomó de la nuca para plantarme un beso largo y apasionado.
—Pará un poquito, Pit —luchaba por respirar un poco entre los besos—. Dale, me parece que no te fue suficiente el sexo en el baño del avión. Andás con las hormonas a baño María, querido. —reí
—Nunca me será suficiente hacer el amor con vos, ¿no se nota? —Lo había dicho re canchero y solté una carcajada.
—Dale, vamos a descansar un rato para que más a la noche podamos salir a cenar, ¿te parece? —sellé sus labios con un último beso y me dirigí al pasillo donde se encontraban aún nuestras maletas y solo escuché un "mhm" por parte de Peter.
Después de acomodar la ropa de la maleta y colgarla para que no se arrugaran más, nos dimos una ducha relajante y rápida para dormir una siesta. Puse el despertador a eso de las siete de la noche para que nos diera tiempo de salir a pasear un rato. Le confirmé a Ferrán que estaríamos acompañándolos y nos citaron una hora después en el lobby para salir todos juntos.
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A Mi Manera 2
Teen FictionLa carrera de Lali comienza a despegar como ella siempre lo quiso. Al mismo tiempo que la de Peter descendía. Después de un momento de enojo, desacuerdos y falta de confianza, su destino tomó otro camino. ¿El amor vencerá la desconfianza y la menti...