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Esta luna llena fue de lo peor, no debería de haber dejado que esto sucediera desde un principio, todo esto fue un error y lo solucionaría, aunque no fuera lo mejor para mí, para ella si lo sería.
Tomé mis cosas de la habitación, todo lo que necesitaba, solo lo básico, para así poder irme sin que Ana lo supiera, antes de poder convencerme a quedarme en este lugar.
—Ferma. —El cajón el cual estaba esculcando mi ropa se cerró por un hechizo y no fui yo quien lo hizo —¿A dónde se supone que vas Remus?
En la puerta de la habitación se encontraba Ana recargada en la gran puerta café, con la varita en alto.
—Lo siento, pero... esto será lo mejor para los dos, esto fue un error. —Ya no podía más cada vez la exponía más a que sufriera y aunque ella dijera que no le importaba sabía que en el fondo si lo sentía.
—¿Yo fui un error? todos estos años juntos ¿fueron en vano? —preguntó al borde de las lágrimas.
—No, tú no fuiste un error, fui yo, jamás debí permitirme tratar de amarte.
—Remus, por favor... mírame.
Mis ojos color miel se juntaron con sus ojos azulados, suplicándome de lo que no hiciera lo era obvio que al final ocurriría.
—He tomado una decisión —suspiré —será lo mejor para los dos.
Tomé todas la mochila negra en la cual había guardado mis cosas, y me dirigí hacia la puerta, para irme.
—No entiendo porque te vas —Soltó Ana antes de irme.
—Tu sabes porque, casi te mato haya afuera. —comencé a gritar para que me entendiera.
Y era cierto, si no hubiese sido porque el sol se puso pude haberla matado, fue gracias a dios que no le hice daño, si algo le hubiese pasado, ya no podría más con esto.
—Sin embargo no pasó nada, no me volveré a entrometer en tus transformaciones, te lo prometo, pero quédate, por favor... yo —tartamudeo por la desesperación —yo te amo Remus.
—Yo también, por eso me tengo que ir, así estarás a salvo.
—A salvo —bufó —¿a salvo de que?
—De mí.
Me miró con rabia, y con decepción, su cara era un manojo de emociones, sabía lo que pensaba.
—Me prometiste...
—Se a dónde vas —le interrumpí — se que te prometí muchas cosas, el sol y la luna, pero lo siento, tendré que romperlas, no puedo permitir amarte más cuando ni si quiera me amo a mi mismo.
—Pero yo te amo, más que cualquier otra cosa y por un estupido error te vas, no puedo permitir que lo hagas.
—Lamentó que te hayas enamorado de este hombre, un hombre a medias, un monstruo —en ese momento yo también ya estaba al borde de las lágrimas —pero ya he tomado una decisión, me voy.
—Por lo menos límpiate las heridas, pasa el día aquí hasta que te recuperes del todo, no puedes irte así.
—Y dejar que me vallas a convencer de quedarme —negué con la cabeza —no lo permitiré.
Camine hacia afuera y ella inevitablemente me siguió, sin importarle todo lo que le había dicho, ella seguía insistiendo, pero sería lo mejor para ella.
—Te amo Ana, con todo mi ser, por eso debo dejarte ir.
Desaparecí en un hotel para ahí pasar el resto del día y cuidar de mis heridas.
Pasé el día ahí, bebiendo y lamentándome de todo lo que había pasado, pero ya no había vuelta atrás.
Mí futuro era incierto, nadie querría un hombre como yo, ahora solo me faltaba ver que era lo que me deparaba el destino, que tenía el destino preparado para mí, un hombre a medias.
