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—Te quiero.
Mi corazón palpita al escuchar esas palabras, ante el deseo de su voz, quiero responderle, pero en cambio solo pienso en la otra parte de la historia.
—No, no lo haces. Todavía no.
Albus frunce el ceño, como si hubiese lastimado su ego.
Mi voz sonó impotente, pero no son más que palabras de un chico con algo de calentura. Me esfuerzo para corresponderle lo que me ha dicho, sin embargo, las palabras se quedan atoradas en mi garganta.
—¿Dices qué miento? —preguntó, para después lanzar un hechizo —Homenum Revelio.
Albus no espero respuesta alguna, una de sus manos vaga alrededor de mi cintura y luego la aplasta contra mi espalda, empujándome más cerca de modo que estoy sentada sobre sus piernas. Un suspiro se escapa de mis labios. Luego él presiona sus labios contra los míos. Levanta su otra mano para pasarla suavemente sobre mi pelo castaño oscuro.
—Si tan solo esta relación no fuera un secreto, podría creerte ¿qué necesidad hay de lanzar ese hechizo?
Albus no contestó pero empezó a mover lentamente sus labios para besar a un lado de mi boca, mi mejilla, luego la linea de mi mandíbula. Cierro los ojos, mis pensamientos me ahogan, pero el tacto de Albus me distrae por completo.
—Quedamos en vernos con James y Fred en diez minutos y ya han pasado mas de ellos —suspiré a través de los besos de Albus.
Albus enrosca su mano a través de m cuello y tira suavemente mi cabeza hacia atrás, dejando al descubierto mi cuello.
—Que esperen —murmura, siento sus labios trabajar en el resto del largo de mi piel, de mi garganta, cada beso mas desesperado y hambriento que el anterior.
Lo comprendo te quiero, es lo que sus besos están tratando de demostrarme, y por un momento le creí, creí que me quería, pero no fue así.
Albus se apartó de mi repentinamente, al principio no comprendí muy bien por que hasta que fue que divise que James y Fred venían hacia la sala de estudio donde ambos nos encontrábamos, al parecer su amor por mí no llega tan lejos.
Su varita estaba empezando a vibrar y a lanzar una luz de ella.
—¿Qué no dijeron que nos verían en diez minutos? que sí han pasado veinte. —preguntó Fred.
—Lo siento, acabamos de terminar la tarea. —respondió por mi Albus, yo solo asentí.
Ya no lo soportaba, los días seguían pasando y todo seguía igual, empezamos a salir en secreto hace ya seis meses y lo sigue diciendo, que lo quiere en secreto, esto ya me está matando, lo quería, pero vernos solo a escondidas, no poder convivir normalmente, ya no lo soportaba más.
—Albus, no entiendo ¿cuál es la razón de no querer decirle a la gente que estamos saliendo? ¿es por qué soy Gryffindor y tu un Slytherin? ¿por tu apellido? ¿por tu familia? —suspire agobiada —acaso ¿te avergüenzas de mí?
—No me avergüenzo de ti Fernanda, es solo que, si es por todo lo anterior —resopló —a parte no le veo caso a que la gente sepa nuestra relación, sabes lo molesta que es la gente en ese aspecto.
—Pues para mí si tiene importancia y no significa que ahora vallas a decirle a todo mundo que somos pareja, quiero que sea de corazón.
Salí disparada de el salón de clases donde hablábamos, pero cuando abrí la puerta de repente James, Fred, Lorcan y Lysander perdieron el equilibrio cayéndose, dándose un buen golpe en la cabeza.
—Nosotros no estábamos espiándolos a ambos, solo queríamos saber si había alguien adentro. —dijeron Lorcan y Lysander al unísono.
Sabía que no habían escuchado nada, Albus usó el hechizo Muffliato en el salón, eso me frustro, pero luego pensé con claridad y supe que si nos estaban espiando era porque tal vez sospechaban algo de nosotros.
Los días pasaron y nuestra relación siguió igual, estaba empezando a desesperarme un poco, él no cambiaba.
Caminaba por los pasillos con Fred y James que su clase quedaba cerca a la nuestra que era Defensa contra las artes oscuras Gryffindor y Slytherin juntos, lo que no me espere era que Albus llegará corriendo hacía mi y tomara mi mano sujetándola, pele los ojos muy grandes ¿Albus me agarró la mano enfrente de su hermano y su primo? Apreté fuerte mi mano contra la suya.
—Te dije que si lo eran —susurró Fred.
—No creí que lo admitiría pronto —susurró James.
Sé que Albus no se abriría tan rápido, no era parte de su personalidad las muestras de afecto público, pero sabía que ambos progresaríamos pronto.
—Te quiero. —susurró en mi oído.
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