Paris | Cryde

¡One!

Las estrellas brillaban fuerte. La luna se resplandecía y en tus ojos se veía.

Dios, tus ojos...

Podría yo admirarlos por horas, y jamás me cansaría. Jamás me pondría nervioso. Jamás me arrepentiria...

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–¡CLYDE!– El castaño se despertó de golpe, aunque ya tenía los ojos abiertos, no se dio cuenta cuando la clase había terminado, ni mucho menos las 5 veces que Token le había llamado. Hasta que gritó y golpeó la mesa, él no había reaccionado.

Todos le miraban extrañados, Tweek, Token, Jimmy... Craig.

–Dios, al fin. Mueve tu trasero, nos hemos perdido como 10 minutos de receso. Vámonos ya.– El azabache habló, como de costumbre, de forma fría y algo agresiva. El castaño sólo sonrió nerviosamente y se acomodó en su asiento, tomando sus cosas, y eso les extrañó aún más, no tenían que cambiar de aula ni mucho menos era hora de irse.

–Lo siento, dude, tengo que irme– Dejó de hacer contacto visual con alguno y sólo se fue.

–¿Qué...? ¡Ngh! ¿Qué mi-erda le... Pasa a Clyde? ¡Gh! – El rubio miró con sus ojos en alerta hacia la puerta del aula, mientras que los otros tres sólo habían fruncido el ceño.

–No tengo ni idea. ¿Se dan cuenta que ha estado así por meses?– Habló de forma preocupada el de tez negra, comenzando a caminar fuera del aula, seguido por los otros 3. – Me preocupa, he tratado hablar con él, pero simplemente no dice nada.–

–Quizás sólo necesite tiempo solo– Alzó sus hombros el pelinegro con las manos en sus bolsillos, viendo hacia la dirección en donde Clyde se había ido, aunque estaba preocupado por su amigo, no era el tipo de amigo que sabría cómo aconsejarle si algo le pasaba y eso todos lo sabían. Simplemente no sabría cómo ayudarle.

–O-oh! E-Eso me recu-uerda a a-algo. Le i-iba a c-contar a Cl-Clyde este ch-chiste p-pero ya se f-fue– El de muletas hablaba mientras se movía y sonreía. Token soltó una leve risa y asintió

–Está bien, dude, pero dilo cuando lleguemos afuera y puedas sentarte, ¿bien?–

Todos estuvieron de acuerdo. Y así fue.

No volvieron a ver a Clyde en las siguientes horas, ni en las clases, ni en los receso, ni en el almuerzo, ni a la salida.

Como si se hubiera esfumado.

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Paris es un maravilloso lugar.

Donde puedo ver tus labios y tu rostro de cerca.
Donde puedo abrazarte y me abrazaras.

Y donde puedo besarte... Y jamás me rechazaras.

Amo paris.