¡Two!

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Por favor no me sueltes.
Apegame a ti, jamás me sueltes.

Abrázame hasta que la muerte nos separe.

Por favor no hagas que el café nos separe.

Esto sólo termina si tú quieres, Tucker.

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Una vez más, el castaño soñaba despierto. Dió un largo suspiro y se apoyó en el muro de cemento, cayendo hacia el pasto y abrazándose, encogiendose en su lugar. Comenzando a sollozar.

Las lágrimas corrían. El río corría por sus mejillas y llenaba su alrededor. Alejaba a todos y todas de él.

No sabía cuánto más podía hacer eso. Cuánto más podía ocultarlo. Cuánto más debía fingir que sólo... Sólo estaba bien.

Tomó su cabeza y cerró sus ojos con fuerza. Un golpe de tranquilidad se lanzó en él y cayó rendido a un lado. Con los ojos cerrados, las lágrimas saliendo aún de sus ojos, y su ropa marcada de verde por el pasto.

...
...
...
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–¿Clyde?– Sintió unas manos removerlo en su lugar, su vista se tornó borrosa y luego de unos segundos pudo ver el rostro de su mejor amigo de forma clara y cerca.
Cerca.

–¿Estás bien? ¿Qué diablos te sucedió? Estabas tirado como basura aquí, dude.– El pelinegro hablaba mientras levantaba al contrario y fruncia el ceño. Tenía que admitir que si estuviera en la posición del contrario también estaría preocupado.

No encuentras de forma muy frecuente a tu mejor amigo detrás de la escuela en un lugar que está del asco y al que nadie va por lo mismo.

–Yo... Yo... ¿Q-Qué horas son?– Se agarró del brazo del pelinegro, como si estuviera aturdido. Sus tripas sonaron de forma instantánea al terminar su frase y hizo una mueca por ello.

–5 pm dude. Deberías estar en casa, ¿te peleaste con alguien?– Alzó una ceja y dejó que agarrara su brazo. Parecía que volvería a desmayarse en cualquier momento. Se veía del asco.

–N-No... No... Estoy- bien.–Trató de sonreír y lo logró, como si estuviera drogado y borracho al mismo tiempo, agarró su mochila en el piso y la colocó torpemente en su hombro, tambaleándose antes de intentar caminar y fallando, siendo agarrado antes de caer por su mejor amigo.

–Mierda. Ven acá, te llevaré a tu casa, ugh.– El castaño sonrió inconscientemente y dejó que su amigo hiciera lo que quisiera con su cuerpo, en realidad no le importaba.

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Tus labios son tan suaves, tu rostro es...

¿Aprecia lo que yo aprecio?
¿Él vale de verdad la pena?
¿Por qué yo no valgo la pena?

¿Qué hay en él que no haya en mí?...

Intenté comer menos, quizás era eso.
Intenté pensar antes de hablar y ser inteligente. No es lo mío.

Por Dios, sólo fíjate en mí. Por lo menos un segundo.
Sólo te pido que te fijes en mí, más que como un amigo.

Haría lo que fuera...

Viviré en paris por ti.

Paris | CrydeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora