-PERDÓN por haber escuchado —dijo Harry Styles disculpándose—. Estaban tan absortos en su... discusión, que no me han oído llamar a la puerta.
Esas palabras fueron acompañadas por un sutil levantamiento de las cejas que causó que Brian casi se estrangulara al ponerse la corbata.
____ conocía muy bien esa mirada. Era capaz de hacer que incluso la persona más inocente del mundo se muriera de sentimiento de culpa. Luchó por contener el rubor, agradeciendo que el movimiento de su jefe la hubiera apartado de esa mirada.
El señor Styles parecía demasiado satisfecho para un hombre que, se suponía, se había encontrado algo inesperado. Si no lo habían oído era porque no había llamado. Había tenido toda la intención de irrumpir en lo que fuera que estuviera sucediendo en ese despacho. Algo en la conversación telefónica de antes había debido despertar su curiosidad y había ido a investigar.
—Uh, Harry ¡Cielo Santo! Yo... nosotros... Esto no es lo que debes creer...
La disculpa de Brian sonó culpable hasta en los oídos de ____.
La verdad era que no podía culparlo por ello. La aparición de Harry Styles hacía que, habitualmente, la gente se sintiera como en desventaja. Debía medir como un metro ochenta, pero a ella siempre le había parecido enorme. Tal vez fuera por la anchura de sus hombros y su potencia física, pero lo más seguro era que se debiera a su simple presencia personal. Mientras los demás hombres recurrían a las palabras o actuaciones machistas para dominar, Harry Styles podía dominar perfectamente una reunión con sus silencios.
Sus rasgos eran firmes y decididos y su cabello negro y corto le daba una impresión de tremenda frialdad y autocontrol. Nunca perdía los estribos y era cortés con el personal aun cuando les estuviera echando un rapapolvo. Su sentido del honor era legendario en un mundo tan competitivo como el de los negocios, donde la ética personal era a menudo considerada tan negociable como cualquier otra cosa.
Brian se aclaró la garganta y volvió a intentarlo.
—He derramado el café, y estábamos cambiándome de camisa...
—¿Estábamos? ¿Es que uno de mis ejecutivos más importantes no sabe vestirse todavía?
—El señor Jessop tuvo problemas con uno de los tirantes y, como ha sido culpa mía que se tirara encima el café, pensé que lo menos que podía hacer era ayudarlo.
—Ya sabe lo hábil que es la señorita Smith resolviendo problemas —bromeó débilmente Brian.
—¿Señorita Smith?
De repente toda la concentración de Harry Styles se centró en ella.
—Ah, ya veo —dijo luego sin que se alterara un músculo de su rostro—. Por lo visto, se ha recuperado milagrosamente de su enfermedad.
Estaba claro que Harry había identificado su voz por el teléfono.
—No estaba enferma, señor —dijo sinceramente, picada por su falta de reacción ante la ____ nueva.
—¿No? No es eso lo que Brian me dio a entender.
—El señor Jessop estaba muy confundido. Cuando lo llamé esta mañana para decirle que llegaría tarde al trabajo y para recordarle algunas cosas que necesitaban su atención, evidentemente los mensajes se confundieron.
—¿Por quién?
—¿Perdón?
—¿Quién fue el que tomó el mensaje?
—Oh.
____ vio inmediatamente el peligro. No podía permitir que una inocente telefonista se llevara las culpas de su mentira.
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