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Harry Styles estaba sentado en su despacho del piso diecinueve mirando con una mueca extraña a la rubia con abrigo corto que pasaba por entre la multitud que llenaba Azotea Square, causando el caos entre los hombres y muy orgullosa de ello, pensó él con resignación.

Puso un ojo en el ocular del telescopio que tenia delante y enfocó la imagen. Ella caminaba con una evidente confianza, moviendo las caderas provocativamente y con el cabello agitándose por encima de los hombros a cada paso.

Ciertamente atraía miradas, pero la mayoría de ellas estaban dirigidas a las tres versiones en miniatura de ella misma que llevaba de la mano. Las tres eran idénticas, y la seguían como una hilera de muñecas.

Harry tuvo tiempo de firmar algunos papeles más antes de que se abriera la puerta del despacho y la tribu entera irrumpiera en su interior.

—¡Querido! —exclamó ____ abriendo los brazos y Harry vio a través de la abertura del abrigo el vestido rojo brillante que se asomó. La boca se le secó inmediatamente.

Tragó saliva y miró a Nicola, una joven elegante que ahora era una ejecutiva en ciernes. La heredera de un imperio comercial. Había entrado detrás de ____ a tiempo de ver su reacción y sonrió pícaramente cuando la vio.

Entonces él miró a sus hijas trillizas idénticas de cuatro años de edad. Lizzie, Jessica y Kate, que imitaban el mismo gesto que su madre, esperando que su padre las levantara y les diera un abrazo. Lo hizo con tanto entusiasmo que ellas se rieron. Luego repitió la maniobra con ____.

—Hola, señora Styles. ¿Te he contado alguna vez la cantidad de problemas que tuve para conseguirte?

—Muy a menudo —respondió ella, riéndose—. ¿Han merecido la pena?

—Cada una de las canas que tengo.

Ella se volvió a reír y le acarició el cabello negro, ahora salpicado de plata.

—Eso está bien. Porque, ¿recuerdas la fiesta de Fin de Año de la oficina del año pasado?

—Vividamente. ¿Qué...?

Harry la dejó en el suelo y la miró, sin soltarla.

—¿Estás embarazada de nuevo?

Ella asintió.

—Susan me ha ordenado que, esta vez, sea un niño.

—O tres —dijo él abrazándola otra vez.

Y ____ cerró los ojos, deleitándose en el conocimiento de que el círculo de amor que ambos habían creado sólo crecería y se fortalecería con el paso del tiempo.

Fin.

RubiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora