𝐈𝐕. ¿Un chapuzón?

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Antes de salir, decidió repasarlo todo por última vez: crema solar, lista; toalla, lista; bañador, listo

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Antes de salir, decidió repasarlo todo por última vez: crema solar, lista; toalla, lista; bañador, listo. Lector se apretó el bañador y se llevó la pata al mentón; sentía que algo se le olvidaba, pero, ¿el qué? Paseó su mirada por los objetos que se encontraban sobre el sofá y, tras mantenerse absorto durante varios segundos, cayó en la cuenta: ¡las gafas de sol! ¿Cómo era posible que casi se dejara aquello? Si quería ir a la piscina, las gafas de sol resultaban totalmente imprescindibles. Mientras se dirigía a la habitación para buscar las gafas, se perdió en sus pensamientos: ¿cómo estaría Sting? Debía admitir que verlo tan avergonzado le resultaba bastante divertido, aunque eso no quitaba que se preocupara por él. Una vez se colocó las gafas, se acomodó la toalla sobre los hombros y agarró el bote de crema solar, estaba más que preparado para disfrutar de la amplia piscina del hotel.

Se posicionó frente a la puerta y la empujó con suavidad, sin embargo, era incapaz de moverla, ni siquiera la había desplazado un mísero centímetro. ¿Qué ocurría? Parecía que había algo apoyado que le impedía abrirla. En otra ocasión, el exceed no le habría tomado importancia, pero NECESITABA ir a esa piscina. Ya se había visualizado a sí mismo disfrutando de un baño relajante y todo. Simuló remangarse unas mangas imaginarias, retrocedió varios pasos y, acto seguido, corrió hacia la puerta, consiguiendo abrirla con levedad. Su boca se curvó en una sonrisa, aunque desapareció al poco tiempo al escuchar un quejido proveniente del pasillo. Oh, no. ¿Había dañado a alguien? Se dispuso a salir de la habitación, dispuesto a disculparse.

—Lo sient... —se tapó la boca al percatarse de quienes se trataban y se escondió rápidamente, asomando su mirada por el marco de la puerta.

—¿Estás bien? —segundos previos, Heartfilia dejaba reposar su espalda sobre la puerta de madera, pero un potente impulso la hizo perder el equilibrio. Afortunadamente, el Dragon Slayer había reaccionado a tiempo y consiguió sujetarla antes de que cayera.

Ahora, yacía en los brazos del maestro de Sabertooth, con las rodillas ligeramente flexionadas y un rostro coloreado de un tono rojizo brillante. ¿POR QUÉ TODO LE OCURRÍA A ELLA? Estaba al borde del desvanecimiento. Por su parte, Eucliffe no podía estar más encantado; se había acostumbrado al tacto de la fémina y, a decir verdad, no le molestaba.

—¡E-estoy bien! —cuando fue capaz de reaccionar, se separó del joven con rapidez, moviendo sus manos de un lado a otro—. Gracias —agradeció en un murmuro, emitiendo un leve suspiro.

Lector observaba la escena con evidente decepción; ¿eso era todo? ¿Sólo se limitarían a pronunciar un tímido 'gracias' y a sonrojarse? Ambos eran magos poderosos que habían hecho frente a enemigos imbatibles, es más, habían estado al borde de la muerte en más de una ocasión. Sin embargo, ¿se dejarían intimidar por... ESO? Resultaba absurdo.

—¿Lector? —Lucy miró al exceed, extrañada. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

—¡E-EH! —dio un respingo en el sitio, forzando una sonrisa—. Me alegro de veros... me tengo que ir —les mostró el bote de crema, dándoles a entender que se iría a la piscina.

𝐇𝐎𝐋𝐈𝐃𝐀𝐘𝐒 ━━ ; stinglu (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora