El maestro de Sabertooth acariciaba con ternura la cabellera dorada de su amada, que dormía profundamente junto a él. Habían transcurrido, aproximadamente, dos años desde que comenzaron a salir y continuaba amándola con la misma intensidad, es más, podría jurar que sus sentimientos por ella se habían intensificado.
Acercó sus labios a los ajenos y depositó un beso cargado de cariño. Al comprobar que aquello no sirvió para despertarla, su expresión cambió por completo, convirtiéndose en una mueca cargada de burla y diversión. Se levantó de la cama con toda la lentitud que le fue posible y agarró una pequeña botella de agua que había sobre su mesita de noche. Se deshizo del tapón y contempló a su amada.
—Buenos días, rubia —musitó antes de rociarle el líquido sobre el rostro, provocando que se levantara sobresaltada.
Arrugó el ceño y apretó los puños, mirando con evidente rabia a su pareja. Por su parte, Eucliffe le regaló una sonrisa socarrona para, acto seguido, salir corriendo de la habitación, seguido de cerca por la maga celestial.
—¡VUELVE AQUÍ, MALDITO RUBIO OXIGENADO! —¿cómo era posible que alguien tuviera tanta energía por la mañana?—. ESTA ME LA VAS A PAGAR —advirtió, saltando algunos escalones para alcanzar con mayor rapidez al joven.
Sting emitió una sonora carcajada y se dirigió al comedor del gremio. Allí, los presentes saludaron a su maestro, no obstante, aquella tranquilidad se vio alterada por la llegada de Heartfilia; su característico pijama corto estaba mojado casi por completo. El Dragon Slayer elevó ambas manos a modo de inocencia, aunque de poco le sirvió.
—Te voy a... ¡Achís! —se llevó el índice a la nariz y realizó un puchero un tanto aniñado—. Me voy a resfriar por tu culpa, maldito idiota —culpó al contrario mientras se llevaba las manos a los brazos, abrazándose a sí misma para entrar en calor.
—Eres adorable, rubia —se acercó a esta mediante saltitos y se despojó de su camiseta del pijama, tendiéndosela a su pareja para que pudiera abrigarse. No tardó más que unos pocos segundos en colocarse dicha prenda—. Ven a mis brazos —y, cuando estuvo a punto de estrecharla entre sus brazos, la maga celestial le propinó una de sus famosas 'Lucy Kick', tirándolo al suelo.
Los miembros de Sabertooth comenzaron a carcajearse ante aquello. En los últimos años, las visitas de la maga celestial se habían vuelto bastante frecuentes, hasta el punto de que solía quedarse a dormir en el gremio. Por ello, no les extrañó presenciar una de las tantas 'escenitas' de la pareja 'StingLu', como se habían acostumbrado a denominarles.
—Ni se te ocurra —una sonrisa involuntaria apareció en la comisura de sus labios, simulando de forma pésima el haberse ofendido—. Me las pagarás, Sting Eucliffe —comentó a la par que tomaba asiento frente a Minerva y Yukino, las cuales les observaban divertidas.
El hijo de Weisslogia se llevó la zurda al pecho y guiñó uno de sus ojos a modo de despedida, acercándose a la barra para conversar con Rogue y Orga. Cheney exhaló con pesadez y le dio un potente golpe en la nuca, provocando su desconcierto.
—¿Así piensas hacer... 'eso'? ¿Empezando el día así? —arqueó una de sus cejas y negó bruscamente con la cabeza. ¿Por qué se sorprendía?—. Espero que Lucy te rechace —comentó con completa indiferencia, llevándose su bebida a los labios y bebiendo todo el contenido de esta de golpe.
Nanagear rió con ganas y pasó uno de sus brazos por los hombros de su maestro, burlón.
—Si te rechaza, puedes llorar en mi hombro, querido maestro —volvió a carcajearse ante las palabras propias, estampando su puño contra la superficie de la barra.
Eucliffe llenó sus mejillas de aire y apartó el brazo del God Slayer, ignorando por completo los chistes y comentarios de sus amigos. ¿Se mofaban de él? No lo permitiría. Bajo la atenta mirada de ambos, caminó hasta posicionarse tras su novia y la abrazó con toda la delicadeza de la que disponía, meciéndola de un lado a otro.
—¿Sting? —manifestó una risa mientras elevaba su mirada, fijándola en el joven maestro—. ¿Vienes a por otra 'Lucy Kick'?
El blondo soltó de golpe a la fémina y retrocedió un paso, hincando una de sus rodillas en el suelo. Lucy abrió los párpados de sobremanera y analizó la situación con rapidez, haciendo que sus mejillas adquirieran un potente tono rojizo.
—No soy demasiado bueno expresándome —los presentes rieron por lo bajo, confirmando aquello—. Pero, rubia, te quier... ¿Qué digo? Te amo, ¿sabes? Y, bueno, no me importaría pasar mi vida contigo —se llevó una de sus manos a la nuca y la sobó con nerviosismo, fijando sus luceros en la atónita maga—. ¿Qué me dices?
Heartfilia no tardó en arrodillarse junto a él para abrazarle por el cuello, dejando que un mar de lágrimas descendiera rápidamente por su rostro. Tras mantenerse en aquella posición varios minutos, deshizo el agarre y unió sus labios con los de él en un amoroso beso.
—Owwwwww —los miembros de la pareja se separaron de golpe y contemplaron a los presentes; ¿continuarían haciendo eso cada vez que mostraran su amor en público? Les ignoraron por completo para volver a besarse.
Esta vez, el encargado de interrumpir aquello fue Rogue, que carraspeó con dureza para llamar su atención.
—Idiota, el anillo —le tendió la sortija y esbozó una diminuta sonrisa—. ¿Quién pide matrimonio y se olvida el anillo...? —tan sólo él sería capaz de hacer algo así.
Sting le agradeció con un pequeño movimiento de cabeza y colocó el anillo en el dedo anular de la contraria. Le quedaba perfecto. Sonrió con orgullo ante aquello.
—Sting, eres un maldito imbécil —se limpió algunas lágrimas, aunque de poco sirvió. Tras esto, volvió abrazarle con fuerza.
Semanas después, el 'Hechicero Semanal' publicó una gran primicia: '¡Pareja explosiva! ¿Boda + bebé en camino?'. Los magos de Fairy Tail palidecieron y pusieron rumbo a Sabertooth. Tendrían una 'charla amistosa' con el maestro...
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𝐇𝐎𝐋𝐈𝐃𝐀𝐘𝐒 ━━ ; stinglu (Editando)
HumorTras debatirlo y meditarlo con detenimiento, Makarov Dreyar llega a una conclusión: tanto los miembros del gremio como él necesitan unas vacaciones. Isyer, una conocida estancia vacacional que cuenta con todo tipo de lujos, será su destino. Sin emba...