Tras debatirlo y meditarlo con detenimiento, Makarov Dreyar llega a una conclusión: tanto los miembros del gremio como él necesitan unas vacaciones.
Isyer, una conocida estancia vacacional que cuenta con todo tipo de lujos, será su destino. Sin emba...
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Estudio de Isyer, Ciudad de Isyer 17:53 p.m.
Jason vociferaba y sacaba fotos desde todos los ángulos posibles, eufórico. Los rumores de que un grupo de jóvenes magos había derrotado al conocido gremio oscuro de Isyer no tardó demasiado en llegar a oídos del reportero del 'Hechicero Semanal' y, como era de esperar, se desplazó de inmediato a dicha ciudad, dispuesto a conseguir una gran primicia. Tal era su ambición que, literalmente, fue directo al hotel en el que se hospedaban los muchachos, despertando a la mayor parte de los huéspedes a las seis de la mañana. Makarov aceptó aquello de inmediato; por otra parte, Sting se negó, aunque, tras mantener una 'pacífica' conversación con una muy enfurecida Minerva, acabó cediendo.
Colocó sus índices y pulgares frente a su rostro, realizando una forma cuadrada para, así, contemplar a los magos que le observaban con evidente cansancio; ¿cuánto tiempo llevaban ahí? ¿Dos? ¿Tres horas? Habían perdido la cuenta tras la trigésima fotografía 'de prueba'.
—¡Esto es 'cool'! —repitió por centésima vez, elevando sus puños al aire y moviéndolos con rapidez—. ¡Seréis portada, chicos! ¡Estas fotografías son demasiado 'cool'!
Heartfilia emitió un pesado suspiro y se llevó la diestra a la frente, limpiándose algunas gotas de sudor que descendían por esta. A pesar de poseer experiencia previa y conocer el método de trabajo del enérgico reportero, tardaron más de lo esperado; Eucliffe no estuvo dispuesto a colaborar por las buenas y mantuvieron una potente disputa de la que, obviamente, la blonda salió victoriosa.
—¿Podemos irnos? —formuló Rogue con seriedad, aunque se podía percibir el agotamiento en su voz.
—¡Claro, ya hemos terminado! —sin perder una pizca de vigor, tomó otra fotografía de los presentes, provocando que realizaran una mueca de desagrado—. ¡Muy 'cool'! Pero es una pena que la maga de escritura sólida no haya podido venir.
Lucy entrecerró los párpados al recordar las palabras exactas de su mejor amiga: "No puedo ir porque... bueno... eso...", ni siquiera acabó de hablar y les cerró la puerta en las narices. Y, por si aquello no era suficiente, ¡el maestro la obligó a asistir! ¿POR QUÉ A LEVY NO Y A ELLA SÍ? Carecía de sentido.
Cheney asintió y empezó a recoger algunos atuendos que el reportero insistió en que se quedara. En otra ocasión, los habría rechazado con amabilidad, pero se encontraba demasiado exhausto para llevarle la contraria. Por su parte, el de hebras doradas bostezó sonoramente y se acercó a su compañera de habitación por la espalda, rodeándola con sus brazos y reposando su mentón sobre la cabeza ajena mientras cerraba los ojos. Algo bueno debía sacar de aquella nefasta situación.
—¿S-S-Sting? —la maga celestial pegó un pequeño chillido—. ¿Qué crees que haces, idiota? —un suave tono rojizo se posó en sus mejillas. ¿Algún día se acostumbraría a la cercanía del Dragon Slayer? ¡Literalmente, dormían juntos! Sin embargo, continuaba ruborizándose por cada mínima acción o mirada que le dirigía.
