Sweet Sunoo || SooJun

Prólogo

El pequeño Choi Sunoo de ya tres años de edad tenía una pequeña preferencia por SooBin, se notaba a leguas que al niño le dolía cuando el alfa lo regañaba o cuando SooBin no llegaba a tiempo para su siesta de la tarde a darle besos en las mejillas.

Pero eso no quería decir que no quisiera a YeonJun, Sunoo recurría a él múltiples veces.

Cuando tenía hambre o sed iba con SooBin, pero cuando quería dulces iba con YeonJun.

Cuando quería jugar a los bomberos iba con SooBin, pero cuando quería jugar a las carreras y demás, iba con YeonJun.

Cuando quería ver caricaturas iba con SooBin y cuando quería dormir iba con YeonJun.

Pero cuando tenía miedo...

—¡Papá Juuuuuuun! —Sunoo entró corriendo y al borde del llanto a la casa por la puerta del jardín. YeonJun salió de la cocina y tomó en brazos al pequeño que chilló escondiéndose en el cuello del omega— ¡Madiposa! —el omega rió y abrazó a su cachorro que le tenía miedo a los insectos.

Normal.

—Ya se fue, Sunnie —le dijo el omega besando sus mejillas mientras lo llevaba al jardín, a su zona de juegos— Ya no hay más mariposas.

—Pero... Urmigas —dijo señalando algunas encima de sus autos, de verdad le daban pavor los insectos y se lo recalcó a YeonJun soltando un chillido cuando miró una abeja volar cerca, se volvió a ocultar en el cuello del peligris y le pidió que fueran adentro.

—Bebé, los insectos no hacen nada mientras no los molesten —le dijo YeonJun tomando asiento en un sillón individual con el niño en su regazo.

—¡Son malos! —gritó alzando sus manos para dramatizar sus palabras. YeonJun carcajeó y juntó su nariz con la del niño que rió tomando sus orejas con sus manitos.

—Está bien, si tu lo dices —dijo sin dejar de mover su nariz contra la del cachorro que carcajeaba o soltaba sonidos de satisfacción por los mimos que tanto le gustaban— Si un insecto te ataca tienes que venir a mi, ¿está bien, Sunnie? —Sunoo se separó y asintió con una linda sonrisa con pequeños dientes.

—Papá Jun me cuida —afirmó haciendo sonreír al omega.

La puerta de la entrada resonó en un fuerte golpe que hizo dar un salto en su lugar al omega, el olor a chocolate y café, con un toque de vainilla se expandió por el lugar.

—Hola, jefesi-...

—No me hables —SooBin pasó de largo hasta la habitación compartida arrojando la puerta a sus espaldas. YeonJun rodó los ojos volteando a mirar a Sunoo.

—Ve a darle muchos besitos, pequeño —Sunoo asintió y se bajó del regazo del omega, estaba algo cansado ya, así que gateó hasta la habitación de sus padres y se levantó para tocar la puerta.

YeonJun lo siguió, apoyando su hombro de la pared.

—¡Papá Soo! Abe... Po favo, papi —Sunoo sonrió y estiró sus brazos al alfa cuando este le abrió la puerta con una gran sonrisa.

El omega contuvo una risa y entró a la habitación en silencio, SooBin estaba besando las mejillas del niño mientras le preguntaba sobre su día y demás.

Cuando Sunoo prometió guardar todos sus juguetes en su caja y desapareció en el jardín cercado, YeonJun se acercó al alfa que aún vestía de traje.

—¿Qué le pasó al jefesito que llegó irradiando odio? —preguntó peinando el cabello del alfa y besando su mejilla.

—Me acordé de algo —contestó mirando sus manos— Me acordé de cuando EunHae te mandó el mensaje y me hechaste de tu casa... Y-y... Y luego... —SooBin empezó a llorar a mares, su cara enrojeciendo a los minutos— ¡L-luego no me que-querías hablar! Y cuando... Cuando te vi ya estabas en cinta... ¡Yyonopudeestarahí!  —YeonJun abrazó al alfa acariciando su espalda a modo de confort, SooBin sorbió su nariz y calmó su llanto.