•El celular de Itachi y Shisui sonó, en diferentes lugares pero al mismo tiempo, para dar paso a las palabras que cambiarían su vida:
"Eres alguien que me calienta... Una oportunidad que no voy a dejar pasar tan fácil.
Atte: tu...
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Narrador:
Sayuri volvió a paso desgarbado pero lo más elegantemente posible, luego de haberse pasado varias horas tomando (con moderación, no se sabía qué pasaría si se emborrachaba en su totalidad), bailando, y despejando su mente de lo que había sucedido en el lugar exacto a donde regresaba.
Buscó entre su ropa, algo desarreglada gracias a sus movimientos bruscos en el baile, las llaves, las cuales introdujo en la cerradura de su lujosa vivienda, empujó con el hombro la puerta, y prendió la luz.
"oh no..."
Shelly se hallaba parada en el medio de la sala con los brazos fuertemente cruzados sobre el pecho, vistiendo el camisón de aquella noche, y pisando repetidas veces el suelo.
Sayuri la ignoró sin dar muestras de haberla visto, colgó las llaves en el llavero, dejó su campera en el recibidor y dio los pasos más seguros que pudo dar hasta la cocina.
- me vas a explicar qué estabas haciendo afuera a las cuatro de la mañana? -preguntó la mujer con la voz cargada de enojo y frustración: como quien dice, la Tanaka era un auto salido de carril.
- ¿tengo por qué? -refutó ésta poniendo la cafetera a funcionar, y sacó una taza de porcelana, la cual ubicó en la mesada.
- ¿acaso te estás viendo con algún chico? -Shelly utilizó su mayor escepticismo, pero la descarriada sólo se rió con ironía.
- estoy casada con mi orgullo, pero gracias por tu oferta.
Sin más, la mayor largó su perorata mientras Sayuri esperaba tamborileando sobre la mesa, que el café estuviera listo:
- ¿cómo se te ocurre? ¿cómo siquiera estás pensando en estar por ahí a estas horas? además, mañana tienes escuela, y no te pagaré una grúa para que te levante. Estás sobrepasando los...
La ojimiel se cansó, dio unos pasos hasta su taza sirviéndose el líquido ya hirviendo, e interrumpió con tranquilidad aparente:
- si, si, ajá. Ahora lárgate.
- perdona. ¿Qué? -la mujer se quedó pasmada. ¿Qué había dicho?
- ¿necesitas que te lo deletree? lar ...ga ... te. -separó puntualizando cada sílaba con el dedo.
Sayuri era muy osada, pero eso desde siempre. Irrespetuosa... parece que también, pero no es así. Es así desde que su padre dejó el mundo, y ella dedicó su odio a solo una persona: Shelly.
- Sayuri. -la mujer se llevó dos dedos al puente de la nariz respirando profundo un par de veces.- ¿quieres dejar de ser tremendamente insufrible por favor?
La taza se rajó abajo cuando la aludida la golpeó contra la mesa y apretó el asa con desmesurada fuerza.
- los únicos pasos que vas a dar ahora... son hacia la puerta si no quieres que acabe contigo personalmente.
