Capítulo 04.

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Una semana había pasado desde aquel extraño acontecimiento, semana en la cual Heejin había hecho acto de falta en la casa. Hyunjin en esa corta semana aprovecho a desaparecer de la casa, pasando largas horas trabajando en los proyectos de su colegio o visitando la agencia en donde su madre trabajaba, recorría algunos parques junto a Yerim y Hyejoo, o se quedaba dormida en la banca de la plaza cerca de su casa mirando el sol posarse.

—¡Deberíamos subirnos a aquella montaña rusa!— Son apunto la atracción emocionada, Hyunjin sintió un repentino mareo y negó.

—Le tengo pánico a las alturas— Comentó terminando de comer su algodón de azúcar, Yerim río mientras limpiaba con una servilleta los labios de su mayor.

—¿Cómo?— La menor de las tres pregunto asombrada.

—Le tengo pánico a las alturas— Volvió a repetir sin darle importancia, para todos ya era normal ver a la omega aferrarse a algo para no tener que subirse a aviones, ruedas de la fortuna, montañas rusas o más fácil a lugares donde la altura sea mucha.

—Usted debería superar su miedo— Kim dio un pequeño suspiro y se levantó de la banca en donde estaba sentada—, podría subirse con nosotras así lo supera— La alfa sugirió—.

—Sólo si tu haces fila para los tickets— Con un pequeño mohín Choi asintió, Hyunjin y Hyejoo saltaron de la emoción al saber que esa vez no sería su turno de esperar en la larga y aburrida fila.

—Vamos al baño unnie— La menor tomó el brazo de la omega acercandola a ella.

—¡Tengan cuidado!— Yerim grito, pero era demasiado tarde porque ninguna de las dos omegas se encontraba junto a ella.

...

Hyejoo sintió como su espalda tocaba la dura pared destrozada del baño, una alfa había atado sus manos con un pedazo de soga— ¿Qué haces?, ¡sueltame!— Pidió forzageando.

—¿Tu también quieres un par de golpes?— La pelinegra preguntó, sus manos comenzaron a ahorcar a la menor mientras está pataleaba en un intento de soltarse. Un puño estampó contra sus labios rápidamente. Jinsoul se sentía la peor persona del mundo por estar golpeando a la omega de su amiga, pero si no cumplía lo que Jeon la obligaba a hacer, Jungeun y su hijo peligraban.

—¡Hyunjin!— La otra omega sintió el temor recorrer su cuerpo al escuchar la voz de su esposa.

—H-heejin— Su cabeza golpeó el suelo, dejándola adolorida.

—¿Qué se supone que haces fuera de casa?— La alfa acercó sus labios al cuello de su menor, donde comenzó a tatuar este dejando la marca de su rojo labial.

—S-salí con Y-yerim y H-hyejoo.

—Me estás volviendo a mentir, ¿no?— Heejin tomó la cintura de su omega entre sus manos molesta.

En un rápido movimiento, Hyunjin término con su cara aplastada en el suelo, sintiendo el amargo presentimiento de que las lágrimas no tardarían en caer por sus mejillas— ¿Estás llorando?— Jeon pregunto burlona, la menor dejo escapar un suspiro sintiendo como un nuevo nudo se abría paso en su garganta.

—D-de-detente— Pidió empujando con su espalda el cuerpo de su mayor.

—¡Jinsoul suelta a Hyejoo!— Una quinta voz se acercó hacia donde estaban las alfas atormentando a las pobres omegas. Choi al ver como la morocha no se movía, cerro su puño y el primer golpe fue dado contra la oreja de la más pálida.

—¡Créeme que no debiste haber hecho eso!— Jung susurró soltando a la omega, arremangando sus mangas se acercó hacia donde estaba la menor esperándola.

—¿Vas a dar el segundo golpe o tendré que hacerlo yo Cómo siempre?— Yerim pregunto juguetona, la mano de Jinsoul floto sobre le aire pero drásticamente la alfa menor agarro el brazo de esta y dándole vuelta logró dejarla sobre el suelo.

—Mierda— Murmuró.

—¿Algo más Jeon?

—Si— Con una sonrisa de oreja a oreja, Heejin se acercó a la omega de su compañera—, dile adiós al lazo que mantienes con tu omega— Y antes de que alguno de los que estaba presentes pudiera impedir aquella catástrofe, los dientes de la alfa se enterraron en el blanco cuello de Hyejoo.

Ambas omegas gimieron de dolor, por parte de Hyunjin su marca había sido cambiada y esto le causaba un gran dolor Hasta el momento de cicatrización, y Hyejoo gimió el ver como el cuerpo de su novia se desplomaba sobre el cuerpo adolorido.

—Ojala te pudras en el quinto infierno— Susurró para sí misma, antes de cerrar sus ojos lentamente.

Hyunjin sollozo mirando de reojo a su esposa— ¿Por qué?

—Eres una perra Hyunjin y no pararé hasta que entiendas que solamente eras mi omega.

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