Habían pasado dos semanas desde que los Cullen comenzaron a buscar aliados para una batalla donde nadie pidió que se metieran. Probablemente sueno malagradecida, sé que no tienen mala intención, pero me parece una tontería, ya que yo puedo cuidar de mi misma.
Y lo que me molesta es que en distintas ocasiones sienten y piensan que me tienen que cuidar como lo hacían con Isabella. No he dicho nada, pero sé que pronto lo haré, en especial por Edward, porque definitivamente es molesto que piensen eso. Claro qué hay excepciones, los Denali y Rose no piensan en protegerme porque sea como Isabella. Rose me considera como su mejor amiga, es por eso que quiere verme bien.
Los Denali y los Cullen nos avisaron a Edward y a mi Sue llegarán en unas horas, así que es momento de hablar con la manada Quileute.
Me pongo mi labial rojo fuego, me miro en el espejo y asiento cuando veo que estoy perfecta.
—¿Lista? —pregunta Edward desde el umbral de la puerta de mi habitación.
—Cariño —camino hasta donde él está—, nací lista.
—Vamos —me da un beso y después sale corriendo a velocidad sobrenatural de la casa, suelto una risa y segundos después llego hasta donde está.
Correremos rápidamente, él sin duda es muy veloz. En su mente sigue pensando que es el más veloz de todos.
«¿Sabes, amor? La velocidad requiere de estrategia» digo en su mente.
«¿Y eso que tiene que ver?»
Sonrío cuando a lo lejos veo la frontera del tratado.
«Por más rápido que seas, cualquiera con una estrategia te puede ganar» después de decir eso, doy un salto a un árbol y vuelvo a saltar llegando dos segundos antes que él.
—Nadie me había ganado —dice como niño pequeño.
—Aww, ya llegó quien te gane —le doy un casto beso.
Nos separamos y veo salir a Sam, el alfa, convertido en lobo junto a los demás de la manada.
Se acerca y gruñe. La manada Quileute solo me conoce por las leyendas pero personalmente los únicos que me conocen son los del consejo.
—Venimos a hablar con la manda —les dice Edward para que no ataque, pero solo vuelve a gruñir, haciendo que los demás también lo hagan.
—Relájate, cachorro, no te haremos nada —digo con burla. Sam me vuelve a gruñir y estaba a punto de abalanzarse hacia a mí. Mi sonrisa desapareció de mis labios y con voz fuerte y clara, hablé—. ¡Suficiente, Sam! ¡Los quiero a todos en su forma humana, ahora! —todos se fueron detrás de los árboles, escuché sus huesos crujir.
Gracias a que mi padre aceptó el trato con los Vulturi, los lobos están bajo mi poder, antes lo estaban, pero ahora puedo mandar y hacer lo que quiera sin que me cuestionen.
Minutos después salen todos en su forma humana y sin camisa, tengo que admitir que tienen su cuerpo bastante trabajado, aunque ser metamórfos los ayuda. Se puede ver a todos con gestos visiblemente de enojo, pero sobre todo de Sam y Paul.
—¿Quién eres? ¿Por qué estás aquí? —exige, pero ve a Edward y en sus pensamientos pide que le dé una explicación.
—Ella es Ignis, mi novia. Solo queremos hablar con ustedes y el consejo.
—¡Dejaste a Bella! —dice Jacob con enojo—. ¡Por eso se fue!
—¿Se fue? —cuestioné, él asintió mirándome de soslayo—. Llama a Billy, necesito hablar con él.
—¡Ustedes no pasarán de aquí! —exclama Paul con enojo, posicionándose frente a nosotros. Alce mis cejas con sorpresa.
—El cachorro se enojo —dije con falsa tristeza, haciendo que suelte otro gruñido—. Tú no me puedes prohibir el paso —Sam le gruñó a Paul y detuvo su casi ataque hacia mí.
—No los dejaremos pasar —suelto un largo suspiro y después bostezo al oír la voz de alfa de Sam. Tomo la mano de Edward.
—Los esperamos en casa de Billy —concentro toda mi energía. Sonrío con satisfacción al ver el interior de la casa de mi viejo amigo—. Deben enseñarle modales a los cachorros —hable para llamar su atención.
—Pero sí es la mismísima Ignis Estrella de la Mañana —con sus manos mueve las ruedas para acercarse a mí—. Igual de hermosa que siempre.
—Te ves bien, Billy —me agacho para poder abrazarlo.
—Llamar a los de la manada cachorros, sigue siendo divertido para ti, ¿eh?
—Las viejas costumbres no desaparecen —Edward y Billy estrechan las manos por educación, sin embargo, la incomodidad se puede notar en ambos—. Me divierte ver cómo se enojan. Justo como ahora —los tres vemos la puerta, que es bruscamente abierta por Jacob y los demás integrantes de la manada, los cuales no se veían nada felices.
—¡Aléjate de mi padre! —exclama enojado.
—¡Silencio, Jacob! Ella es una gran amiga y todos ustedes deben tratarla con respeto — Billy habla con un tono demasiado tranquilo, aunque no funcionó del todo con los cachorros.
—¿Por qué tendríamos que hacerlo? No es nadie —la burla en la voz de Paul me hace rodar los ojos.
—¿No te has presentado? —me pregunta Billy con una sonrisa divertida mientras yo niego de la misma manera—. Pues hazlo.
—Soy Ignis Estrella de la mañana, un gusto —mi sonrisa es genuinamente divertida. Las expresiones sin duda son de sorpresa y un poco de temor.
Me gusta ver las reacciones de los demás cuando escuchan mi nombre completo, no solo por ser hija del diablo tengo fama, si no por varias cosas que he hecho, como destruir manadas o aquelarres vampiros. Y por supuesto, por crear a los vampiros.
—¡Es la hija del Diablo! —exclaman al unísono Edward y Billy, haciendo que los cachorros se pongan pálidos y nerviosos.
—La que está a cargo de vampiros y hombres lobo —termina de decir Edward.
Saludos a todosJocelyn C.
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Mi compañera Demonio «Edward Cullen»
VampireIgnis, una pelirroja que llega a Forks justo cuando termina la batalla contra los neófitos. Ella demostrará su poder y dejará en evidencia las verdaderas intenciones de Bella, así como también, hará ver a cierto cobrizo que se ha equivocado de comp...