Ignis, una pelirroja que llega a Forks justo cuando termina la batalla contra los neófitos.
Ella demostrará su poder y dejará en evidencia las verdaderas intenciones de Bella, así como también, hará ver a cierto cobrizo que se ha equivocado de comp...
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Narrador Omnisciente
La impresión embargó a toda la familia Cullen al oír lo que la pelirroja había dicho. No podían creer que la obsesión de la humana por ser inmortal llegaba hasta el punto de tener que ir con los Vulturi.
—Pero tú diste la orden de que no fuera convertida —expresa la rubia Hale con enojo.
—Lo hice —Ignis mueve la cabeza de arriba abajo—. Lamentablemente, por el trato que hicieron con mi padre, no puedo irrumpir en las decisiones o acciones con ellos —«claro que podría hacerlo, pero respeto a mi padre» piensa—. Ni siquiera debería saber lo que hacen —murmura en un tono muy bajo que solo el cobrizo escuchó.
Ignis aún seguía en el abrazo que le daba su compañero, acto que no pasó desapercibido por ninguno de los presentes. Los patriarcas del Clan Cullen se dieron una mirada cómplice y se conmovieron al ver que, los chicos, a pesar de estar enojados se preocupaban el uno por el otro.
—¿Quién es Isabella? —Bejamín hace la pregunta que todos los de ojos rojos tenían en sus pensamientos.
—La ex novia loca de Edward —contesta con burla el fortachón de la familia Cullen. Ignis rueda los ojos y Edward lo único que hace es abrazarla más.
—Ella no debería ser inmortal, yo ordene que no lo hicieran, pero se supone que no puedo saber nada de lo que hacen los Vulturi —las emociones llegan a Jasper, el cual, efectúa su don para tratar de aligerar un poco el ambiente.
—¿Y cómo te enteraste de que convertirán a Isabella? —inquiere la Cullen de corte pixie con el ceño fruncido, ella no pudo ver nada al respecto y eso la frustraba bastante.
—Un amigo me informó de lo sucedido —responde Ignis—. No me puede decir mucho, pero al menos sí lo más importante —dice mientras come una rebanada de pastel.
—¿Hablas del primer vampiro? —pregunta el cobrizo con evidentes celos que no pasaron desapercibidos por ninguno.
—Ese mismo —respondió simple, restándole importancia.
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