━━━ Soy 𝘈𝘭𝘮𝘢 𝘓𝘰𝘷𝘦𝘸𝘰𝘰𝘥, cuando me nombraron 𝘈𝘭𝘮𝘢 fue por la palabra 𝘔𝘢𝘭𝘢. Mi padre sabía que sería como mi madre, sería mala al cocinar, bordar e incluso barrer, en lo sería buena era en 𝗼𝗯𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗿, 𝗮𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗿, 𝗹𝗲𝗲...
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CAPÍTULO ONCE:
Me miraba como si fuera la estrella más brillante de su universo. Y eso me hacía sentir especial.
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|Narrador omnisciente|
Molly había llegado temprano a trabajar en casa de los Lovewood, como acostumbraba, preparó la canasta de Alma y la mesa para que desayunaran. Martha se levantó y fue a la mesa y vio a su hijo con el periódico.
— Buenos Días, señora —saludo Molly mientras le servía café. Martha le dio una sonrisa falsa.
— Buenos Días, Holly —saludo con desagrado.
— Es Molly, mamá —dijo Daniel sin quitar la vista del periódico.
— Como sea —bebió Martha de su café— Holly —Daniel carraspeó— Molly, ¿Podrías levantar a esa niña desubicada? —preguntó.
— Si, claro —contestó Molly, subió las escaleras y se dirigió a la habitación de Alma, tocó tres veces la puerta, pero no obtuvo ninguna respuesta así que entró— Alma, vamos despierta, linda —se acercó a la cama— Tú abuela está de malas hoy, creo —quito la manta y lo que había eran almohadas y un dibujo de dos personas de palo, Molly bajo corriendo y entró a la cocina— No está, Alma no está —dijo agitada, Daniel frunció el ceño y subió corriendo.
— ¿Qué demonios? —dijo, tomó el dibujo y lo arrugó.
— Esa niña —gruñó Martha.
|Narra Alma|
Dejé la bici tirada por un campo para distraerlos si es que me buscan. Obvio no tome la estación que está en Charlottetown así que escogí una línea diferente.
Me acerqué al señor y le enseñé mi boleto, justo cuando iba entrar vi unos policías corriendo hacía mi dirección, me asusté así que baje la cabeza y me puse atrás de unas personas, los policías pasaron corriendo. Entre al tren y me senté en un vagón, miré por la ventana hasta que un estruendo se escuchó, la puerta se abrió y un hombre con sombrero me tomó de los hombros y me empujó contra la pared.
