━━━ Soy 𝘈𝘭𝘮𝘢 𝘓𝘰𝘷𝘦𝘸𝘰𝘰𝘥, cuando me nombraron 𝘈𝘭𝘮𝘢 fue por la palabra 𝘔𝘢𝘭𝘢. Mi padre sabía que sería como mi madre, sería mala al cocinar, bordar e incluso barrer, en lo sería buena era en 𝗼𝗯𝘀𝗲𝗿𝘃𝗮𝗿, 𝗮𝗻𝗮𝗹𝗶𝘇𝗮𝗿, 𝗹𝗲𝗲...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO DOCE: Querido corazón... ¿Te estás enamorado otra vez?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
|Narrador omnisciente|
En Avonlea, Daniel se estaba desesperado por encontrar a su hija, sabía que había hecho mal en querer mandarla a una escuela para señoritas, Alma era libre como su madre y nadie nunca lo cambiaría. Cancelo todo lo de la boda, dejando a Sol muy indignada y a Martha furiosa.
— ¿Qué has echo? —preguntó gritando Martha, entrando a la sala donde el padre de Alma bebía un poco de Bourbon.
— ¿Qué? —preguntó burlón, Daniel.
— Cancelaste la boda —dijo molesta.
— Lo hice —respondió con simpleza.
— ¡¿Por qué?! —gritó furiosa Martha.
— Porque mi hija tiene razón, debo casarme por amor como lo hice con Malory, estoy harto que trates de manipularme, ¡Basta! —le exclamo molesto. Daniel dejó el Bourbon en la mesa y se fue— Si me disculpas tengo que encontrar a mi hija, la que es una salvaje como tú la llamaste —Martha frunció el ceño— ¿Crees que no me di cuenta?, Molly me lo dijo, así que por favor, toma tus cosas y desaparece de mi vida y la de mis hijos como lo hiciste hace años —le dijo y se fue. Martha pateo la pared furiosa y se fue a su habitación.
Una Anne de cabello súper corto caminaba con Diana para llegar a la escuela, ambas nerviosas por no saber nada Alma.
— ¿Qué habrá pasado con Alma? —preguntó Anne nerviosa.
— No lo sé —respondió Diana.
Llegaron a la escuela y todos estaban en un grupo dejando a las dos confundidas, todas las miradas se dirigieron a Anne y su corte, risas y burlas volaron por la escuela.
Pero Anne no le presto atención a eso, sino a cierto chico que había vuelto a Avonlea.
