Capítulo 6

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- ¿Qué haces aquí..? – Preguntó Lexa con sus ojos bien abiertos, estaba sorprendida y algo asustada.

- Tu deseas que este aquí

- ¿De qué hablas...? Yo no...

- Me deseas Lexa... No lo niegues...

- No seas tan engreída, te quivocas. – Negó rotundamente y algo más nerviosa Lexa, deseando que se fuera por donde había llegado, y a la vez no, porque en verdad que la deseaba.

- Pues yo no lo creo, o no estarías desnuda esperando por mi...

- ¡¿Pero qué demo...?! - Lexa bajo enseguida sus ojos hacia su cuerpo, y efectivamente estaba desnuda. Sentada en la banqueta frente a su piano. Mientras los ojos de Clarke se tornaban casi negros acercándose a ella peligrosamente.

- Admítelo... deseas sentirme Lexa... deseas que te toque, deseas tocarme. – El tono de voz de Clarke era más grave de lo normal, y sus ojos destellaban deseo y lujuria que puso los pelos de punta a Lexa, quien solo la miraba nerviosa, mientras sus manos trataban en vano de cubrirse los pechos y su monte de venus.

- No... no... détente ahí mismo Clarke...

- Tus ojos me dicen algo distinto Lexa... No temas...

- Dije que te detengas Clarke o voy a gritar.

- Solo somos tu y yo aquí...

- Por favor détente no te acerques más – Suplicó Lexa con las manos temblorosas tratando de cubrirse sus partes púdicas, con sus aterrados ojos algo húmedos. Clarke se detuvo pero solo a cinco centímetros de su cuerpo arrodillándose frente a ella. Sin desconcetar sus oscuros ojos azules con los verdes de ella.

- Dame tus manos Lexa... por favor, solo respira y tranquilízate... Solo cierra tus ojos y siénteme... Sabes que no te hare daño, o nada que no desees...

- Yo... yo... no... - Lexa estaba en un estado en el que ya no podía procesar nada, su mente se había anulado completamente.

Podía sentir como lentamente se sumergía en esos profundos océanos azules, que la guiaban a explorarlos sin temor. Pero ella estaba aterrada, su fobia crecía a cada segundo y su corazón estaba a mil pulsos por segundo. Su respiración era algo errática y temía que en cualquier momento devanecería allí mismo sin poder hacer nada.

- Shuuuu... solo cierra tus ojos preciosa y respira.... – Clarke sonrió con dulzura, tratando de infundirle calma y confianza. Sabía que Lexa solo necesitaba confiar en ella, y sabía que podía lograrlo.

Lexa finalmente lo hizo temblando como una hoja, tratando con todas sus fuerzas de no desmayarse ahí mismo. Aun respiraba con dificultad y su corazón no amainaba en su loco ritmo. Pero cuando sintió la suavidad de las manos de Clarke tomar las suyas tan delicadamente, acariciándolas con sus pulgares por unos segundos, fue como si un bálsamo de repentina calma la llenara.

Tras unos segundos, su respiración mejoraba, y su corazón se tranquilizaba un poco. Era como si esas manos la hubieran encantado, hechizado o tenido una posicón mágica contra su fobia. Se sorprendió sintiéndose segura, hasta que de repente esos labios que tanto había deseado se unieron muy despacio a los suyos. Eran muy sutiles cortos besos, recorriendo la extensión de los suyos aun cerrados, y un poco temblorosos. Pudo sentir como su corazón dejó de latir y su respiración se detuvo ahí mismo.

- Lexa.... Oh mi dulce Lexa... - Suspiró Clarke entre beso y beso sobre sus labios aun cerrados pero tan tentados a abrirse.

- Be... bésame Clarke... por favor... - Finalmente suplicó Lexa en un suspiro que acarició los labios hambrientos de Clarke, quien sonrió apenas.

Amanecer [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora