¿Un nuevo amigo?

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Transcurrieron dos días. Dos días en los que se ausentó de la escuela, a causa de su estado de salud, según palabras del médico, solo necesitaba reposo y cumplir con el tratamiento.

Ya era miércoles, así que decidió que era hora de intentar levantarse, no le gustaba estar en casa tirado en un cama, lo hacía sentir más miserable y sobre todo detestaba perder clases.

Su chófer lo miró con sorpresa al verlo ya preparado, pero no dijo nada y solo se dedicó a cumplir con su trabajo.

Apenas bajó del auto en el inmenso estacionamiento de la escuela sintió como todo giraba a su alrededor, tambaleó y YunHo le miró con preocupación mientras lo sostenía evitando que su débil cuerpo cayera al suelo, le dedicó una suave sonrisa, con esfuerzo y lentamente caminó hacia el salón.

Pensó que era mejor esperar allí sentado por el comienzo de la clase. Todo el camino fue una pesadilla, sentía que no podía más y que colapsaría antes de llegar, en ese momento se estaba arrepintiendo de su decisión

«Debí quedarme en casa»

Su estómago se contrajo y las náuseas no lo dejaban avanzar, su cuerpo se sentía tan pesado; estuvo a punto de desvanecerse, de rendirse, cuando sintió como unas fuertes manos le atajaron.

—¿Estás bien? —preguntó el alto y castaño chico, su voz se escuchó cómo un eco, la imagen de la persona que aún le sostenía aferrándolo a él fuertemente, se veía molestamente difusa.

—Sí... muchas gracias —contestó con dificultad, hasta las palabras le costaban, era muy agotador.

En menos de lo que se percató se encontraba sentado dentro del salón, él lo ayudó.

—No hay de que, sino llego te golpeas bien fuerte —dijo sonriendo nerviosamente.

A HongJoong le pareció la sonrisa más bonita que había visto y sin duda no le había visto antes.

—Mucho gusto, me llamo Mingi —en ese momento le vio y escuchó más claramente, ya que después de unos segundos pudo sentir algo de mejoría.

—El gusto es mío... Mingi, soy  Kim HongJoong —una suave sonrisa se trazó en sus delegados y palidecidos labios.

—En realidad ya conocía tu nombre, es decir te conozco, solo que nunca antes te hablé —explicó rozando su nuca, el nerviosismo marcado en su expresión corporal y gestual al máximo.

HongJoong lo miró con sorpresa, lo que al contrario le causó gracia.

—Me gustaría que fuésemos amigos —continuó— claro, si estás de acuerdo.

—Eh... Bueno —titubeó— por supuesto, podemos ser amigos —respondió también nervioso, pero manteniendo su misma genuina sonrisa. Era la segunda vez que alguien le pedía que fuesen amigos y se sintió tan reconfortante.

—¡Muy bien! te veo al rato HongJoong, ah y deberías descansar, no intentes cosas que te lastimen.

El enérgico muchacho se despidió, y él le observó salir del saló.

Suspiró aliviado, ese chico lo colocó realmente nervioso. Le pareció extraño, nunca antes alguien aparte de Yeo le había hablado en la escuela, además era la primera vez en todo los años que tenía estudiando allí, que lo veía, tomó un poco de agua y sintió que esas horribles náuseas se habían marchado.

Fue sacado de sus pensamientos cuando escuchó muchos pasos que se aproximaban, se trataba de sus compañeros de clase, no había duda de que el tiempo cada vez transcurría más rápido.

El rubio al verlo se sorprendió mucho, o al menos así lo quiso ver HongJoong.

—¿Qué haces aquí? —preguntó con el ceño levemente fruncido— se supone que deberías estar recuperándote, mírate, te ves terrible —y hasta cierto punto tenía razón, HongJoong estaba demacrado, ojeroso y más delgado de lo normal, pero la expresión de YeoSang no denotaba preocupación, sino un indudable enfado.

𝒀𝒐𝒖'𝒓𝒆 𝒏𝒐𝒕 𝒂𝒍𝒐𝒏𝒆. 𝑰 𝑷𝒓𝒐𝒎𝒊𝒔𝒆 {S͟e͟o͟n͟g͟J͟o͟o͟ng͟} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora