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Cuando entraron a la enfermería oyeron un ronquido fuerte que casi hace reír a Young-Soo. Han-Jae ladeó la cabeza, sin entender que ocurría.

Young-Soo se acercó a una de las cortinas y la deslizó lo suficiente para que Han-Jae pudiese ver. Ahora entendía la situación: Ki-Jeong dormía boca abajo en la camilla.

—Jeong-Ah despierta, te traje café —Young-Soo lo movió con poca delicadeza ganándose un gruñido de parte de su compañero de trabajo— Tenemos visitas.

Ki-Jeong se sentó de inmediato luchando por abrir los ojos. Tenía un rastro de baba en la mejilla y el cabello revuelto. Se sonrojó, avergonzado al percatarse de la presencia de Han-Jae quien fingía mirar a otro lado.

—Hola profesor Myung, —murmuró frotándose la cara— lo siento por esta escena.

—No te preocupes, no te culpo por dormirte. —apuntó bajo sus ojos con una mueca— Tienes unas ojeras notorias.

—Lo sé, culpa mía —bostezó y se estiró haciendo sonar algunos huesos.

—Solo tenían café normal —dijo Young-Soo entregándole una taza. Ki-Jeong hizo una mueca al primer sorbo.

—No puedo beber esto, necesito mi café con leche para sobrevivir. —dejó la taza en la mesita y se levantó. Sacó su billetera de la mochila y se volteó verlos— Iré a la cafetería de la esquina ¿Qué quieres beber?

—Bubble tea de matcha —pidió Young-Soo de inmediato.

—¿Y usted profesor Myung? —Han-Jae se confundió cuando Ki-Jeong se dirigió a él.

—No te preocupes, no quiero nada —negó de inmediato con cortesía.

—Vamos, no sea tímido. Yo invito —insistió desde la puerta. Han-Jae sabía que no se rendiría hasta convencerlo.

—Un café mocha, por favor —pidió no pudiendo resistir la necesidad de beber algo chocolatado.

—Perfecto, ya vuelvo —sonrió y salió cerrando la puerta tras suyo.

—Bien, veamos esa herida —dijo Young-Soo una vez solos.

Lo guio a la camilla que antes era ocupada por Ki-Jeong. Han-Jae se sentó y esperó a que Young-Soo se pusiera los guantes, preparase los instrumentos y voltease a verlo.

—Su mano, por favor —pidió con cortesía.

Young-Soo le quitó la venda con cuidado y la desechó. Retiró las suturas con ayuda de una pinza, preguntándole cada segundo si su mano dolía.

—Bien, ya está formándose la costra. Eso es bueno —comentó tocando con cuidado los bordes endurecidos de la herida— ¿ha tenido muchas dificultades en su vida diaria?

—Unas cuantas, ducharme es lo que más se me dificulta —mencionó con una mueca. No era nada de fácil lavarse el cabello con una sola mano— luego de eso es cocinar, he tenido que comprar cosas preparadas ya que no puedo sostener un cuchillo.

—¿Vive solo? —preguntó Young-Soo mirándolo con curiosidad.

—Si, hace años. Nunca he tenido pareja.

No sabía porque había mencionado aquello. Solo sintió la necesidad de aclarar aquel hecho. Casi pareció notar una leve sonrisa en los labios de Young-Soo pero desechó esa idea. ¿Por qué sonreiría siquiera?

—¿Es asexual o algo así? —preguntó con cautela.

—No, nada de eso. —negó con la cabeza— Simplemente aún no encuentro a la persona correcta.

Zero O' Clock | Novela BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora