Capitulo 9

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Durante los siguientes días, nadie dice nada sobre el mensaje que Peeta me envió desde el Capitolio. Me pregunto si es verdad que Finnick y yo somos los únicos que lo hemos visto, pero me doy cuenta de que eso es imposible. Alguien más aparte de nosotros lo tiene que haber visto. Quizá Sam, aunque no me ha dicho nada.

Tengo entrenamiento con los demás, pero a Sam y a Gale los envían a bajo a trabajar en algunas armas y estrategias con Beetee, y Katniss sigue en el hospital durmiendo, así que me dan un permiso para poder ir al bosque a cazar con Finnick, aunque sin irnos muy lejos.

Cuando estamos lo suficientemente alejados del 13, desconectamos durante un momento el auricular que nos obligan ponernos, y saco el tema de Peeta.

-¿Crees que alguien más vió a Peeta el otro día?.- le digo.-

-Estoy seguro.- contesta Finn.- Pero no he oído palabra sobre el tema. ¿Nadie te ha dicho nada?.- hace una pausa, y mientras yo pienso en si he oído a alguien hablar de Peeta, pero mi respuesta es un rotundo no.- ¿Ni siquiera Sam?.- dice finalmente.-

-No.- digo. Me aferro a la esperanza de que Sam no haya visto a Peeta en la televisión, o que esté a punto de contármelo. Aún así, sé que si lo ha visto y no me ha dicho nada todavía, es porque no quiere que lo sepa.

-Quizá esté buscando el momento apropiado para contártelo.- me dice Finnick.-

-Quizá.

Tras charlar un rato sobre otros temas, Finnick localiza un ciervo y lo señala con el dedo. Preparo el arco y la flecha. La coloco suavemente. Hacía tiempo que no cazaba, y lo echaba de menos. Derribo al ciervo de un flechazo y Finn lo recoge del suelo y lo carga en sus espaldas. Luego volvemos al 13.

Me paso la noche con la perla de Peeta en la mano, agarrándola con fuerza. En el fondo todo mi debate mental es culpa de Peeta. ¿Como estará? ¿Lo habrán matado ya? ¿O quizá quieran seguir torturándome con sus palabras? Lo peor de todo es que no tengo respuesta paras ninguna de esas preguntas, y eso me corroe por dentro hasta que no puedo más, y tengo que empezar a pensar mentalmente en aquellas cosas sobre mí de las que estoy más segura, como me enseñó aquel medico que tuve que me hacía terapia. Eso me ayuda a tranquilizarme.

“Me llamo Kimberly Farrow. Tengo 19 años. Estoy en el Distrito 13. En el resto de Distritos se está produciendo una rebelión que solamente yo puedo parar o animar. Peeta sigue en el Capitolio. Lo sacaré. Mi hermano está muerto. Bombardearon el 8 y el 12. Mataré a Snow.”

Por la mañana, cuando me levanto, me doy cuenta de que al final si que he podido dormir unas cuantas horas, así que no estoy tan cansada. Me dirijo al comedor con Katniss y antes de entrar pasamos el antebrazo por la pared, que registra que hemos estado en el comedor y que estamos cumpliendo nuestro estricto horario. Me siento y empiezo a comer, aunque no tengo mucha hambre, y la mitad de mi comida se la doy a Gale y a Katniss. Luego viene Sam y se sienta con nosotros. Veo que le han dado un brazalector. Es una especie de brazalete con el que se puede comunicar con Coin.

-¿Ya tienes tu brazalector?- le digo, molesta.- Felicidades.- Sam y yo sabemos que esas palabras han sido totalmente irónicas.

-Sí.- me dice.- Pensaron que me vendría bien para comunicarme en el campo de batalla.

-Ya. Supongo que uno de los dos tiene que ser accesible.- respondo enfadada.

-¿Qué?- me dice Sam algo molesto.-

-Nada.- le digo, y dicho esto salgo del comedor y me voy a mi habitación del hospital, donde me encierro durante el resto del día.

Al cabo de dos horas alguien llama a la puerta. No lo invito a entrar, pero él entra. Es Sam.

Los Juegos Del Hambre: New Story 2 (Mockingjay, Sinsajo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora