Estamos en un parque.
Él y yo nada más, solos, sin nadie que nos moleste.
El día es soleado y la luz ilumina su cara, no hay nada más bello que estar con él. Siento aquellas mariposas revolotear en mi estómago, algo ya familiar en mi desde que lo conozco.
Caminamos por un sendero del parque y a los lados hay hileras de arboles de un color verde brillante y a la vez da la sensación de ser cálido y lleno de paz, los niños corretean a sus alrededores jugando y sonriendo, llegamos a una banca, nos sentamos y él pasa su brazo derecho por mis hombros, nos miramos. Con esa simple mirada sé que está pensando en lo mismo que yo. Puedo ver en su sus ojos café miel - hermosos - todo lo que jamás me ha dicho o que me dirá. Lo sé porque lo conozco perfectamente. Sube su mano y la coloca en mi mejilla, siento miles de descargas eléctricas recorrerme todo el cuerpo. No decimos nada, ninguno de los dos, nuestras miradas lo dicen todo.
Quiere besarme.
Y yo también lo quiero.
Se acerca cada vez más a mis labios, puedo sentir mi respiración pararse en ese momento, creo que el mundo también se ha detenido, y justo cuando me va a besar, cuando ya siento sus labios sobre los míos, cuando mi boca se encuentra en llamas...
Me despierto.
Llevo dos semanas soñando con él, no sé quién es, jamás en mi vida lo he visto y creó que nunca llegare a conocerlo, es demasiado encantador para mí. Vamos, un chico como él jamás se fijaría en mí, no soy alta, ni demasiado pequeña, me considero de estatura promedio, soy guapa, aunque mi cuerpo no es muy extravagante, tengo el cabello castaño oscuro y ondulado, ojos grandes y verdes, tengo labios carnosos que al pintármelos resaltan mucho.
Aunque me gustaría ser como las demás.
Miro la hora del despertador que tengo a un lado de mi cama y son las seis, es martes y en unas horas entrare a la preparatoria así que intento volver a dormir, creó que si lo consigo volveré a tener el sueño de aquel chico y al fin lograre terminarlo. Podre ver su rostro y no olvidarlo.
Justo cuando estoy a punto de dormir, entra mi madre y mi hermana Hanna a mi evitación con un gran pastel, con velitas y ellas traen gorros y serpentinas, se me había olvidado que hoy era mi cumpleaños número diecisiete , hago una sonrisa forzada - que resulta ser convincente, ya que ellas parecen creerla - me siento en mi cama y mi madre pone el pastel en mis piernas, ambas cantan emocionadas "las mañanitas" y cuando terminan soplo las velitas, enseguida mi hermanita sale corriendo emocionada y cuando regresa trae con sigo un regalo, es una caja no muy grande, envuelta en papel color amarillo chillón y trae un moño de color azul metálico.
Pido a mi hermana Hanna que lo habrá ya que se que a ella le emociona más que a mi abrir el regalo, ella es más como mi madre, tienen pelo claro o mejor dicho dorado y las dos son muy hermosas de grandes ojos verdes, labios carnosos y cuerpo muy bonito, Hanna tiene seis años - pero creo que tendrá el cuerpo de mi madre, con caderas y curvas perfectas - a veces pienso que yo me parezco más a mi padre, aunque nunca lo sabré, ya que cuando nací mis padres eran muy jóvenes y mi padre abandono a mi madre, jamás habla de él y jamás lo he visto ni siquiera en fotografías. Sé que aún le duele el hecho de que mi padre jamás se haya presentado en casa desde entonces.
Hanna abre por fin el regalo después de estar un rato peleando con la cinta, y me pasa el contenido de la caja, es un precioso vestido color azul, aretes de oro y un bolso del mismo azul del vestido, perfectos para estrenarlos en la preparatoria hoy en mi cumpleaños.
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Inolvidable (Editando)
Teen FictionHe soñado con él desde hace tiempo. Todo lo siento tan real... Sus manos sobre las mías. Sus besos. Sus caricias... Pero siempre que creo ver su rostro... Despierto. Pero estoy segura de algo. Él es real. Y sé que cuando lo vea lo reconoceré porque...