-¡¿Jayden dónde está mi ropa?!-exclamé.
Juraba que la había dejado aquí, y ahora parece que por arte de magia, sacó sus patitas y se fue.
No quería salir en paños menores, no estaba en mi casa como para darme esos lujos, además la carne es débil no sé si me explico.
Escuché que se abrió la puerta derrepente, cosa que me hizo dar un salto leve en mi puesto, estaba tapada pero iguaaaal.
-Tu no pretenderás dormir con esa ropa incómoda con la que llegaste-dijo en un tono tranquilo, acercandose a mi.
-Y tu no pretenderás que yo duerma en ropa interior-seguí.
Él sonrió de lado de forma pícara.
-No suena nada mal, pero te traje estas cosas, si el mono te queda muy grande me avisas-me entregó la ropa y besó mis labios lentamente dejandome con ganas.
Salió del baño y cerró la puerta.
Solté el aire que inconscientemente contuve y miré la ropa que me trajo.
Me coloqué la ropa interior y me puse su camiseta negra que me quedaba gigantesca y luego me medí el mono gris por encima, que en definitiva, no voy a usar.
Literalmente tapa mis pies y la liga del mono está bastante estirada.
Como la camiseta me llega casi a las rodillas, mejor me quedo con ella.
Arreglo un poco mi cabello, acomodo la toalla y salgo del baño.
Jayden no se encontraba en la habitación por lo que fui a buscarlo.
Un olor espectacular a chocolate caliente llegó a mis fosas nasales.
Apresuré el paso y llegué hasta donde él, abracé su espalda baja y él pegó un respingón.
-No escuché tus pasos-sonrió y le bajó la llama a la ornilla en donde estaba la olla.
Se dio la vuelta y me miró con una sonrisa.
-Hasta con una simple camiseta, te ves hermosa-dijo dandome una vuelta.
-Imaginate sin ella, me veo el doble de hermosa-pensé.
-No me cabe la menor duda-respondió. Me alzó y me sentó en el mesón de la cocina.
Fruncí el ceño.
-¿La duda de qué?
-De que sin ropa te ves el doble de hermosa-se acomodó entre mis piernas.
No puede ser.
NO PUEDE SER.
CREÍ QUE SOLO LO HABÍA DICHO EN MI MENTE.
Sentí como mis mejillas ardieron.
-Tu mente te traicionó-dijo riendo.
-A mi no me da risa Jayden-dije en medio de un puchero serio. Colocó sus manos sobre mis muslos.
-Ay, la niña se molestó... Perdón nena-dijo con la voz que uno utiliza para hablarle a los bebés y a los perros.
No pude contenerme y sonreí para luego volver a mi cara de tipa seria.
-Me encanta como se achinan tus ojos cuando sonríes-pronunció lentamente cerca de mis labios.
-Y a mi me encanta el brillo en tus ojos-copié su acción, relamió sus labios.
-A mi me encantas tu-acortó un poco más el espacio.
Si yo abría la boca lo iba a besar.
Pero aquí no se vino a perder.-Tu me encantas más-susurré.
Él no aguantó y me besó, una de sus manos acariciaban mi espalda baja, enviandome unos cuantos corrientazos.
Mis manos acariciaban su pecho, podía sentir como su corazón latía.
Besaba mis labios de una manera muy dulce, como si no quisiera despegarse de ellos.
Nos separamos poco a poco, le di otro pequeño beso y nos dedicamos a mirarnos, como si fueramos lo más hermoso que veíamos.
-El chocolate-dijimos al mismo tiempo y reímos.
Él se alejó un poco, revolvió el chocolate y apagó la ornilla.
Él tenía dos tazas medianas a la mano y en ellas sirvió el líquido.
Vi que en una alacena tenía unos panes dulces, por lo que me bajé del mesón y fui por ellos.
-¿Cuantos comerás?
-Con dos estoy bien-respondió.
Busqué unos platos de postre y coloqué los panecillos.
Los llevé a la habitación, a la que segundos después entró Jay, sus manos estaban ocupadas por las dos tazas, así que tomé la mía y me senté en un lado de la cama.
Él colocó una película, la cual había escuchado su nombre pero nunca tuve tiempo de verla.
Se llama Yo antes de ti, por lo que he escuchado es de amor.
Ambos comenzamos a comer en un silencio cómodo, mientras veíamos la película.
Minutos después terminamos de comer, puse las tazas y platos sobre la mesa de noche, mientras me acurrucaba con Jayden sobre su pecho.
-Gracias Jay-susurré y le di un beso en la comisura de sus labios.
-Gracias a ti por darme la mejor noche-besó mi frente.
Luchaba por dentro para no dormirme pero no pude más y los cerré.
Aún permanecía en la primera fase de sueño, por lo que escuché a lo lejos lo que dijo Jayden.
-Que descanses, amor. Te quiero más de lo que imaginas-acarició mi mejilla sutilmente.
Tenía demasiado sueño como para analizar en mi mente el hecho de que me haya dicho amor o de que me quiere más de lo que creo.
Está yendo muy rápido, y no quiero que luego se lamente por lo que dice.
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Lo Que Siempre Quise.
Fiksi RemajaVerónica Laurens una joven rebelde e impulsiva, que vive sin límites, sin miedo, sin un pasado que la destruya o al menos eso cree. Verónica se ve afectada por ciertas cosas de su día a día que la hacen superarse y crecer. -Mucho blabla, poca acción...