"Yo Yuichirou Amane dejo mi herencia a mis dos hijos. Por favor compartan la con las futuras generaciones. Queridos primogénitos, no hagan ninguna estupidez ni se dejen llevar por los prejuicios.
Si lo hacen, volveré a nacer recordando esta vida. Ta...
Les dejo el ending de ONS S1 pqsentí que era perfecto para este cap uwu
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Marshall empezó a hacerle caso al castaño, aún así intentaba acercarse a Mikaela, pero este le decía que estaba muy ocupado.
Buscaba la forma de como hacerlo, además de tratar de advertirle pero igual había cámaras ahí e incluso micrófonos.
Parpadeo dos veces teniendo ya una idea. Tomo un posting y empezó a escribir en el: "¿Crees que puedas tomar un café al rato conmigo? Solo envíame un mensaje confirmando la salida o no."
Lo pegó en el interior de una carpeta con unos documentos que debía de entregarle al ojirubí. Le llegó un audio a su teléfono, lo reviso y empezó a escucharlo.
"-Creí que te lo había dicho. Pero bueno, no importa. Más te vale no decirle nada, en tu auto hay micrófonos, y en el de él no los hay. El maldito tiene alarma en su coche y no puedo abrir la puerta sin que la cosa esa suene."
-¡Sí! -pensó con victoria -... Está bien, Misao, no dire nada -dijo al aire, sabiendo que este le escucharía, este solo le envió un texto diciendo "Correcto".
Salió de su oficina y fue a la de Mikaela, ahí le entregó la carpeta con el documento. Dio una reverencia para irse, el blondo menor no le detuvo.
Al cabo de media hora, el de tez pálida, reviso el documento y vio lo que decía la notita. Suspiró y le envió un mensaje al otro rubio, confirmando la salida. Igual tenía algo para decirle.
Una vez que ambos quedaron para salir, Marshall se hizo el idiota y guardó sus llaves del auto en uno de los cajones de su escritorio, diciendo:
-Ahg... ya me estaba acostumbrando a usar las llaves en el pantalón, pero con cualquier movimiento empiezan a lastimar mi pierna otra vez -gruñó.
Siguió trabajando hasta que llegó la hora de salir con Mikaela, se hizo el que olvidó las llaves.
Cuando ambos rubios estuvieron en el estacionamiento, quedaron en ir en el auto del rubio más alto.
Al tantear sus bolsillos se dio cuenta que no tenía sus llaves, se culpó y Mikaela dijo que podían ir en el suyo. El mayor confirmó y ambos subieron al coche del ojirubí, quien empezó a manejar hasta la cafetería.
A mitad del camino, Marshall suspiró preocupado, el menor se dio cuenta.
-¿Qué pasa? -cuestiona el de ojos carmesí.
-Mira... Yuichirou, tus hijos y tu, están en peligro. Un chico llamado Misao quiere hacerles daño, él siempre los vigila y un día cuando él me contó que sus hijos no estaban en su hogar, ustedes dos tuvieron sexo y al parecer... a ti te encantó... -dijo un poco decaído.