3. Pensar en una respuesta

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Comienza como con cualquier libreta de análisis. Puede que esta fuera una situación desconocida a la que no sabe cómo enfrentarse, pero no por ello piensa simplemente no hacer nada. Tiene toda la intención de comprender bien todo y decidir por el mejor curso de acción.

Empieza por poner el contexto, un par de páginas de información sobre él y sobre Kacchan, solo que por primera vez, descarta todo lo que tenga que ver con quirks o entrenamiento de héroe y se enfoca en él como persona, como su amigo de la infancia, su forma de ser, sus actitudes, su forma de pensar, su rutina diaria, su forma de relacionarse con los demás. Todo un análisis hecho desde un punto de vista más personal.

Las primeras diez páginas de aquel cuaderno casi parecen un resumen de la evolución de su relación desde que tienen cuatro años: pasado por momentos lindos de ambos jugando a los primeros indicios de su distanciamiento, luego viene ese periodo de acoso hasta llegar al último año, que, a pesar de ser menos de la décima parte de todos su años juntos, parece ser el que más cargado está de sucesos importantes y emociones. Gritos, peleas, falta de comunicación, rivalidad, entrenamientos juntos y ahora esto.

Entonces, cuando llega al final de todo, cuando ya repasó varias veces cada uno de los hechos que los llevaron hasta ese momento específico solo puede pensar una cosa.

«No lo entiendo»

No puede entender el porqué, no sabe que parte de todos y cada uno de los actos que los han llevado hasta ese punto de su relación han hecho que Kacchan sienta algo más que amistad y compañerismo por él. No lo entiende y es por ello que no sabe cómo manejarlo.

¿Qué hacer? ¿Que procede?

Es bastante obvio que debe dar una respuesta, pero, ¿qué le responde a alguien que acaba de decir sus sentimientos hacia tu persona? ¿Qué le responde si es alguien a quien considera un amigo y a quien no quiere perder? ¿Qué le responde si sus siguientes palabras pueden cambiar para siempre el rumbo de su relación?

Aún sin una respuesta procede a seguir escribiendo en su cuaderno. Después de los pasos uno y dos en los que entra en pánico y analiza la situación coloca un tercero en donde debe pensar en la respuesta, seguido de eso, un apartado en donde anota las posibles consecuencias de responder sí o no.

Lanza un suspiro al aire y mira la hora en el reloj, pasó demasiado tiempo solo con el análisis de antecedentes y ya es demasiado tarde. Piensa en que cansado y con la cabeza llena de pensamientos sin orden no será capaz de tomar una decisión adecuada así que decide acostarse. Sin embargo aun después de intentarlo su mente no deja de viajar al gimnasio de la escuela en donde repite una y otra vez el recuerdo de Kacchan diciendo «Me gustas».

A la mañana siguiente es claro que no pudo descansar adecuadamente. Se levanta más temprano de lo que debería, pero siendo consciente de que no será capaz de volver a dormir decide que es más productivo levantarse y desayunar algo.

Baja a la sala común y para mala suerte suya se encuentra con la única persona con la que no quiere encontrarse esa mañana. Chocan cuando Izuku está a punto de entrar en la cocina y Kacchan parece estar por salir.

—¡Kacchan! —grita y puede decir que verlo frente a él es suficiente para despertar todos sus sentidos.

—Nerd de mierda —se queja el otro, sus ojos se lo inspeccionan y se detiene en su rostro, más específicamente en las ojeras causadas por una mala noche de sueño—. Maldición Nerd, ¿acaso dormiste?

—Yo... —no termina la oración. Decir algo como, "me quede pensando en tu confesión" no parece lo más adecuado. Simplemente niega la cabeza sin dar explicaciones.

¿Qué hacer después de una confesión?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora