~ 𝑉𝐼𝐼𝐼 (𝑁𝑖𝑔𝘩𝑡 & 𝑡𝑎𝑙𝑘) ~

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Las noches no eran las favoritas de Yoongi

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Las noches no eran las favoritas de Yoongi. Era contradictorio, pues le encantaba la tranquilidad, y la soledad que podían otorgarle esas horas deberían ser muy satisfactorias; pero lo cierto era que, en la mente de Yoongi, en esos momentos no tenían tranquilidad.

Una infinidad de pensamientos lograba desbordarse de su mente con suma facilidad gracias al silencio del ambiente y la oscuridad. Le daban la oportunidad de rebobinar una y otra vez las desastrosas decisiones que tuvo en la vida o solo las bochornosas sensaciones que sufrió.

La mayoría de las veces sufría de un terrible insomnio y solía pasear bajo la atenta mirada de la luna; en ocasiones admitía que su comportamiento resultaba sospechoso porque, ¿quién en su sano juicio salía en soledad y esperaba bajo una solitaria lámpara a altas horas de la noche? A veces algún conocido iba en su búsqueda, otras muchas era Hoseok quien iba a reunirse con él.

Hoseok... quien ahora no estaba seguro de poder ver a los ojos o siquiera dirigirle palabra en algún momento cercano o lejano de su vida.

Taehyung había limpiado cada una de sus lágrimas en el baño y había escuchado sus sollozos sin molestarse. En ningún momento lo vio con lástima y le soltaba dulces palabras con unas bonitas sonrisas cuadradas para que pudiera dejar de llorar. Lo ayudó a levantarse tomándolo de la mano y lagrimoso e hinchado, lo dirigió a la mesa.

—Ya vuelvo —avisó—, les diré a los chicos que nos vamos.

Yoongi asintió.

Siguió el camino del rubio atentamente desde su lugar; observó cómo separó al trío de un casi beso para que todos ellos lo miraran enfurruñados, habló rápido al parecer y lo entendieron con prontitud, pues solo asintieron. Vio cómo el menor hacía una búsqueda rápida con la mirada y luego hizo una mueca de asco cuando divisó a Seokjin con alguien empotrada en la pared, así que Taehyung negó y se abstuvo de acercarse a él.

Cuando Taehyung estuvo frente a la mesa, colocó otro par de billetes amontonados junto a los que Hoseok había dejado, y tomó otra vez la mano de Yoongi dándole a entender con la mirada que era hora de marcharse.

El alcohol que el pálido había ingerido desapareció de sus sistema velozmente, dejando los rezagos de una mente confundida y un cuerpo agotado y adolorido. Las piernas con trabajo podían seguir sosteniéndolo, pero intentaba con todas sus fuerzas no desmoronarse y seguir caminando.

—Hyung, aquí —TaeHyung se detuvo abrupto y señaló su espalda.

—Estás loco —murmuró Yoongi en respuesta—, pero más loco estoy yo por aceptar —se dijo a sí mismo en voz baja subiéndose a la espalda del menor.

Taehyung afianzó su agarre en los muslos del pelinegro, mientras que el otro se sostenía con añoranza al cuello del moreno.

Caminaron un rato en silencio. Yoongi estaba bien escondido entre el cuello y hombro de Taehyung mientras este pateaba piedritas. No había prisa para llegar a casa, por lo que sin querer, tomaba caminos un poco más largos sin molestarse por el peso en su espalda.

𝑆𝑤𝑒𝑒𝑡 𝑁𝑖𝑔𝘩𝑡 [Tᴀᴇɢɪ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora