~ 𝑉 (𝑊𝑒 𝐵𝑙𝑜𝑜𝑚𝑒𝑑 𝑖𝑛 𝑅𝑒𝑑) 2/2 ~

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Cuando Jimin vio a Taehyung sentado frente a la caja tan temprano y con la mirada perdida, sabía que algo estaba mal, y se imaginaba quién podría ser la culpable

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Cuando Jimin vio a Taehyung sentado frente a la caja tan temprano y con la mirada perdida, sabía que algo estaba mal, y se imaginaba quién podría ser la culpable. Cuando se acercó a él, lo notó reticente a su tacto y rehuía de su mirada. Le insistió tanto, esperando otro resultado, y cuando obtuvo su mirada un tanto hostil y decaída, se arrepintió, más no dio marcha atrás a su intento de hacerlo hablar.

—Mamá encontró dónde me estoy quedando —el rubio alzó los hombros en signo de resignación, Jimin suspiró.

—Sabes que puedes quedarte conmigo —Taehyung lo pensó lo más rápido que pudo. Finalmente, accedió.

Cada vez que llegaban sus compañeros, lo miraban con extrañeza, para después preguntar: qué hacía tan temprano en el lugar. Las respuestas que daba, eran vagas para todos, e igualmente, ellos le ofrecían su casa «me quedaré con Jimin» respondía.

La combinación de problemas era desastrosa: su primer decepción amorosa y su madre loca. Quería un respiro mental, quería que su madre no hubiera aparecido nunca, porque a diferencia de otras veces, él no estaba dispuesto a ceder, y lo que podría haber sido un día de su madre merodeando en su búsqueda, se convertía en un tiempo indefinido hasta que ella se cansara.

Su día pasó como un borrón. Recordaba haber visto a Jungkook a lo lejos comiendo un pastel –que seguramente era para desahogar sus penas– pero, aunque tenía ganas de acercarse para ser su consuelo por lo que había pasado en el bar, no tenía tiempo por la clase a la que estaba corriendo. Recordaba también el regaño de su profesor cuando no entregó aquel proyecto en el que tanto se esforzó, y desistió por completo de insistir entregarlo en otra ocasión: sería imposible.

Al llegar nuevamente a la cafetería para cumplir su turno, las cosas en su espalda parecían pesarle tres toneladas más de lo que deberían. Namjoon y Jimin no dejaban de mirarse con las mejillas coloradas, seguramente recordando todo el embrollo en el que se habían metido la noche anterior. Todos parecían en su burbuja, excepto Yoongi, que con sus ojos negros profundos, observaba atento los movimientos del rubio, que parecía león deprimido.

Porque sí, la primera vez que Yoongi cruzó miradas con Taehyung, se pudo dar cuenta de la profundidad, madurez y poder de la misma. Parecía que te podría desarmar y saber cada uno de tus secretos solo con verte pocos segundos. Sin embargo, el primer día se dio cuenta lo equivocado que estaba; Taehyung era un cachorro de león, era dulce, juguetón y pacienzudo. Aunque estaba seguro que en algún momento, podría ser todo lo que Yoongi se planteó, pero este no era el momento.

Él sabía que su relación no avanzaba por la terquedad de ambos, sabía que la elección de palabras que hizo cuando cruzaron palabra acerca de ese tema, fueron completamente erróneas, y para qué negarlo, mal intencionadas también. Sabía que era una mierda, pero para justificarse, se decía que lo hacía porque las buenas y dulces personas no podían ser heridos por personas idiotas y ciegas como Jimin.

𝑆𝑤𝑒𝑒𝑡 𝑁𝑖𝑔𝘩𝑡 [Tᴀᴇɢɪ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora