EXTRA I

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Deidara siempre había sido muy tranquilo y delicado, sumándole su apariencia femenina se le podía confundir fácilmente con una niña.
Y eso no le gustaba para nada a su padre.

El pequeño rubio de cuatro años estaba sentado en la sala jugando con arcilla sobre la mesa de centro.
Ya eran las 7 PM y su padre aún no llegaba, este salía del trabajo a las 5 PM. Seguro fue a emborracharse.

Se escuchó un portazo y la madre de Deidara corrió para revisar que estaba pasando. Y ahí estaba, su esposo, tambaleándose de lo ebrio que estaba, y peor, enojado.

Ya que se incorporó tiró el jarrón con flores que estaba en el recibidor mientras maldecía.

- "¡He tenido un día de mierda en el trabajo!" - Pisoteo los restos del jarrón y los pateó.

- "Por favor cálmate. Vamos, te llevaré a la cama" - Se acercó al hombre con intenciones de llevarlo a la habitación a descansar y que se le pasara el enfado.

- "¡No te me acerques, maldita zorra!" - Le dió un puñetazo a su mujer y esta solo gimió de dolor cubriendo su pómulo golpeado.

Deidara estaba muy asustado. Sus padres habían peleado antes, pero solo a palabras. Esto se estaba saliendo de control.

- "¿Y tú qué ves maldito mocoso maricón?" - Vió amenazante al pequeño y lo apuntó con el dedo.

El señor le tenía rencor a Deidara. La madre del rubio estuvo muy feliz al saber que estaba embarazada pero su padre no sentía lo mismo. En su mente había pasado la idea de abandonarlos, él quería seguir su vida sin que nadie lo detuviera. Siempre vió a Deidara como un estorbo.

- "Sigues haciendo tus estúpidas figuras ¿Eh?" - Se estaba acercando al aterrado niño arrinconándolo contra el sillón.

- "¡Aléjate de él!" - La madre de Deidara gritó - "¡No te atrevas a tocarlo!"

Al hombre no le importó lo que la mujer decía.
Agarró las figuras que Deidara había hecho, eran un conejito y un osito. Las estrelló contra el suelo haciendo que se aplastáran y deformáran.

Deidara empezó a sollozar, quería salir corriendo pero no debía dejar a su madre sola.

- "Juega como un hombre, con autos, superhéroes. ¿Y qué es esa ropa tan ridícula que traes, en serio es rosa? Cortate el cabello. ¡Pareces una jodida niña!

Le soltó un golpe al niño. Deidara se puso a llorar más fuerte, le dolió mucho.

- "¿En serio vas a llorar por eso? Eres un marica" - Seguía hostigando al rubio.

La madre de Deidara acababa de llamar a la policía.

- "¡Suficiente, deja a mi niño en paz!. En un rato vendrán por ti y te largarás por fin"

La madre del rubio lo tomó en brazos y lo encerró en su habitación.

Escondido ahí escuchó como sus padres seguían gritando y se oían cosas quebrarse. Tenía miedo de que le pasara algo malo a su madre.
Se escucharon las sirenas de la policía, Deidara salió al pensar que ya era seguro hacerlo. Su madre estaba hincada en el suelo, llorando, viendo como se llevaban a su esposo.

El rubio corrió a abrazar a su madre.

- "¡Mami!" - Lloraba contra el pecho de su madre.

- "Todo estará bien, mi niño" - Acariciaba a su hijo para tranquilizarlo - "Él ya no podrá hacernos daño"

Ese día fueron a declarar lo que había pasado. Le dieron al hombre una condena de 5 años al presentarse pruebas de que sus comportamientos violentos ya tenían tiempo sucediendo.

El padre de Deidara tenía planeado irse del país después de cumplir su condena para no volver jamás.

La madre de Deidara se encargó de darle mucho amor a su hijo y recordarle todos los días que debía ser él mismo, que no le importara lo que los demás dijeran porque él era perfecto y que algún día encontraría a alguien que lo amara tal y como es.

𝑪𝑳𝑨𝒀  | ObideiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora