CAP 4 COMIENZO

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Natalia esperó paciente en su habitación a que alguien le informara que el americano se encontraba bien y con vida. Había sido un encuentro realmente terrible y traumático para todos. Los hombres del auto no solo había atentado contra sus vidas al disparar a quema ropa contra el auto sino que también habían intentado llevarse a su tía Melina y a ella en un acto desesperado, pero eso simplemente les había costado la vida ya que en cuanto la seguridad de la mansión vio la camioneta de la familia frenar con fuerza frente a la entrada de la propiedad entraron en acción para rescatarlas.

-¿Cómo estás, hija? ¿Cómo está tú mano? -Iván entró a la habitación de la pelirroja, encontrándola sentada en el sofá acobijado que se unía a uno de los marcos de sus ventanas mientras miraba la nieve caer al exterior.

-Bien, solo fue un pequeño golpe... -La rusa le respondió y lo vio sentarse al otro extremo del sofá mientras observa la mano vendada que ella intentaba ocultar con su enorme abrigo de lana para no preocuparlo.

-Están muertos, quien intente acercarse de nuevo tendrá él mimos destino. -El mafioso soltó entre dientes, apretando la mandíbula con fuerza al ver el daño que le habían causado a su familia.

-¿Sabes quienes fueron?

-Si, extrajeron dos balas irlandesas del cuerpo de Rogers. -Iván frunció el ceño, jamás pensó en una traición como esa aunque muy en el fondo ya lo veía venir.

-¿Dos? -Natalia preguntó extrañada, recordaba muy bien que el castaño había recibido un solo tiro en el brazo sobre las escaleras eléctricas.

-Durante el tiroteo lograron darle a un costado del abdomen. El chico es fuerte, me agrada. -Iván la observó hacer una mueca con los labios que le recordó mucho a su madre, Nastia.

-¿Cómo está él? ¿Sigue con vida? -Natalia miró a su abuelo con un toque de preocupación en la mirada.

-Si, los doctores acaban de retirarse, se pondrá bien en unos días. Tu tía Melina insistió en que se quedará en una de las habitaciones de huéspedes... -Iván se puso de pie para ir hasta la chica y besar su frente.

-Él salvo mi vida, abuelo. -Natalia quiso asegurarse de que él lo supiera.

-Lo sé y será bien recompensado por eso. De ahora en adelante quiero que él sea quien cuide de ti. -El ruso le aclaró y ella no dijo absolutamente nada.

-Quizá después de esto no quiera saber más de este trabajo. -Natalia desvió su mirada nuevamente a la ventana, encogiendo un poco sus piernas sobre el sofá para abrazarse a ellas.

-Encontraremos la forma de convencerlo para que se quede con nosotros. Es un buen elemento. -El ruso tuvo que reconocer que Barnes había hecho un excelente trabajo.

-¿Sabes? Creo qué tal vez tenías razón... Italia no se compara en nada con el estilo de vida y negocios en Rusia. Quizá no estoy lista para liderar a tu lado, abuelo. Quizá deba regresar y seguir jugando a la niña mafiosa que lo puede todo en Italia... -La pelirroja susurró con gran decepción de sí misma.

-Cariño, eres muy joven aún y te falta mucho por aprender, pero si de algo estoy seguro es que absolutamente nadie podrá jamás tomar tu lugar, naciste para esto mi pequeña Natalia. -Iván besó su frente una vez más y se irguió de su lugar para quedar de pie a su lado.

-Quisiera creerte, pero justo ahora no me siento digna de llevar tu apellido, abuelo. -La pelirroja se puso de pie también para ir y tumbarse sobre su cama.

-Los irlandeses recibirán un pequeño regalo de nuestra parte esta noche, nadie se mete con la Bratva Rusa y se va tranquilamente sin pagar por su traición. -Iván le dijo tratando de levantar sus ánimos, pero fue en vano.

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