CAP 7 AMIGOS

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-Señorita Alianova, el Sr. Iván le ha enviado esto. -Lena dijo desde el umbral de la puerta de la pelirroja quien se encontraba un poco molesta de que su abuelo la hiciera salir a un club nocturno con el tal Peter RD.

-Colócalo en la mesa de allá. -Natalia le abrió la puerta a la rubia para que pudiese pasar a la pequeña salita previa a su habitación.

-Su tía Melina me pidió que le informara que estuviese lista para la cena, 8:00pm. -Lena giró para encarar a la rusa quien a brazos cruzados la miró mal.

-¿Quienes del equipo de seguridad vendrán con nosotros? -Natalia preguntó aún enfadada.

-Barnes y yo... Peggy y Grant se quedarán en la mansión. -Lena le informó y ante la mueca de desagrado de la chica mejor decidió salir de ahí.

Natalia respiró con pesadez observando como la rubia cerraba la puerta de su habitación tras de sí para luego ir hasta la mesita y abrir la caja que su abuelo le había enviado. Aquello se trataba de un bonito vestido negro con mangas largas de encaje del mismo color y escote pronunciado al frente y en la espalda. La prenda era bastante juvenil, provocativa y elegante. La rusa sacó aquel pedazo de tela de su lugar para extenderlo frente a ella y pensar que había demasiado frío para usar algo tan pequeño, aún así había quedado con su abuelo que a cambio de ir a ese Club le duplicaría el salario al tonto americano y además le diría donde se encontraban los restos de su madre para ir a visitarla.

-¡Vaya que vestido, se les caerá la baba a más de uno! -Carol salió de algún lugar, provocando que ella rodara los ojos y lo lanzara de regreso a la caja.

-Tu no me hables, sigo molesta contigo. -Natalia bufó y caminó a hasta la entrada de su dormitorio con Carol siguiéndole los talones.

-Ya dije que lo siento, si me hubieses dicho... "Oye Carol, necesito tiempo a solas con el Adonis para comérmelo"... Yo con mucha educación habría levantado la manta de su cama para que te acurrucaras en su pecho peludo. -Carol bromeó entre risas burlonas.

-Ya cállate...

Natalia gruñó aún furiosa, después de haberlo cuidado la noche del miércoles había decidido que lo mejor para él era evitarlo a toda costa para no lastimarlo durante el tiempo que estuviese en recuperación. Además para la buena suerte de Steve la tal castaña Peggy había cuidado de él el resto de la semana y al parecer por alguna misteriosa razón les había tocado quedarse solos durante la noche del sábado en la mansión.

-Como si hubiese algo que cuidar aquí en casa... -Natalia bufó entre dientes mientras sacaba un peluca con la cual protegerse de los carroñeros que la querían muerta y mientras elegía un conjunto de ropa interior que combinará con el vestido.

-Si tanto te molesta haz que vaya con nosotros al club nocturno y me gusta la peluca negra. -Carol se lanzó a la cama de la rusa, a veces Natalia se comportaba como una chiquilla, pero no la culpaba así había aprendido a obtener todo lo que quería.

-No... Pienso divertirme con el tal Peter y lo que menos deseo es tener su mirada sobre mi toda la noche. -La rusa respondió de mala gana.

-Como si no te gustara sentir su mirada azul y penetrante sobre ti. -Carol se burló, recibiendo un portazo como respuesta.

-¡Ve a vestirte, Carola! -Natalia le gritó desde el otro lado de la puerta. Esa noche la rubia iría a divertirse también y a cuidar que nadie se pasara de listo con su pequeña zanahoria.

Las horas pasaron y cuando la ahora falsa castaña estuvo lista fue a la habitación de su tía Melina para bajar juntas a la cena. Ambas mujeres fueron recibidas por su abuelo en el umbral de su despacho, lugar en donde ya esperaban por ellas Anthony y Peter RD.

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