CAP 5 RECUPERACIÓN

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Rogers sintió una suave caricia recorrer el contorno de su barba, bajando lentamente hasta sus pectorales, recordándole la visita tan inesperada que había tenido durante la noche del domingo y provocándole una especie de sonrisa que no pudo ocultar aún entre sueños. Sin embargo, el olor que llegó a sus fosas nasales era totalmente diferente, no era la dulce fragancia de esos rizos pelirrojos y rebeldes era más bien como una mezclas entre el jazmín o alguna otra flor extravagante.

-Que gran asaña la tuya... -La suave voz de su compañera de trabajo lo hizo abrir poco a poco sus ojos, estirándose un poco adolorido sobre la cama mientras trataba de aclarar su vista.

-Peggy, ¿qué haces aquí?... -Steve soltó aún adormilado, fijando el claro de sus ojos un poco decepcionados cuando distinguió una melena castaña frente a él en lugar de un rojo más caótico.

-Haz dormido más de 32 horas. Todo el personal habla de lo heroico que fuiste al salvar la vida de las Señoritas. -La mujer tomó un vaso de agua y lo acercó a sus labios para que pudiese beber un poco.

-¿Qué día es? Y Gracias, pero no fue nada heroico, sólo cumplía con mi trabajo. -Rogers le respondió sin darle tanta importancia, irguiéndose un poco en su lugar para poder sentarse contra las almohadas.

-Es martes... Te han dejado descansar todo lo posible. Una chica del servicio te traerá algo de comida en un momento. -Peggy le aclaró y Steve en automático giró su rostro en dirección a la ventana, la nieve caía y la claridad del exterior era casi nula.

-¿Qué hora es? -Steve colocó su mano sobre la gaza en su abdomen, sintiendo una pequeña punzada de dolor que fue realmente evidente para la agente Carter.

-Casi las 6 de la tarde, el doctor te cambió los vendajes y dejó estas otras pastillas en caso de presentar dolor. -Peggy destapó un pequeño frasco, sacó unas pastillas y lo ayudó a tomarlas.

-¿Nadie más ha venido a verme? -Rogers quizo saber y fue inevitable que no preguntara.

-Barnes estuvo aquí en la mañana. -Ella frunció el ceño cuando notó cómo arrugaba la frente.

-¿Esperabas a alguien? ¿Le informaron a tu familia? -Peggy quiso indagar un poco.

-No, por supuesto que no. No tengo a nadie. -Steve se aclaró la garganta y antes de que pudiese seguir interrogándolo la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a una joven chica del servicio, quien llevaba su comida en una bandeja.

-¿Quién cuida de la señorita Melina? -Rogers observó a la castaña recibir la bandeja para ser ella misma quien la colocara sobre su regazo.

-Lena se está encargando de ambas mujeres, al parecer la nieve no les permitió ir a ningún lado. ¿Puedes creer que la pelirroja odiosa quería que la llevaran nuevamente al centro comercial? -Peggy le susurró mientras destapaba una gelatina para ayudarlo a comer.

-No deberías llamarla así, por ellas tienes este empleo. -Steve no pudo evitar pensar en voz alta, frunciendo el ceño cuando fue consciente de lo que había dicho, cuando él mismo la había llamado pelirroja odiosa un par de veces.

-Como sea... El punto es que no tienes de que preocuparte. Barnes me asignó a cuidarte hasta que puedas levantarte de esta cama. -Peggy le sonrió, tomando una cucharada de gelatina para llevarla hasta su boca.

-Gracias y no necesitó que me cuides. Estoy seguro que mañana temprano podré regresar a mis labores. -Steve no se negó a que ella le diera de comer, se sentía demasiado agotado como para decir no, ademas la chica era simpática.

-Son órdenes. -La castaña sonrió amistosamente para después concentrarse en lo que tenía que hacer.

-Quiero ducharme... -Rogers soltó después de algunos minutos en silencio.

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