⟨Capítulo 3⟩

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Después de unos días Sehun empacó sus cosas y se fue de la casa de uno de sus amigos para poder vivir junto a Chanyeol. El chico le había insistido tanto que no tuvo más remedio que decirle que lo pensaría.

«Mi sueño siempre ha sido tener un roomie, o sea un chico que viva conmigo, además si vivimos juntos todo será más barato ya que entre ambos nos podemos ayudar». Eso mismo le había dicho y Sehun lo había pensado toda la noche, para después decirle que sí.

—¿No vas a arreglar tu habitación? —le dice Chanyeol, observando todo el desorden de su amigo—. Sehun, estoy hablando en serio.

—Ya te escuché —responde de mala gana y enciende su cigarrillo—. Luego voy a ordenar todo, no te preocupes.

—Bueno, seré paciente contigo —se acerca a la ventana y la abre—. Puedes fumar aquí ya que aquí duermes, pero no quiero que el olor inunde la casa.

—Vivo contigo desde hace una semana y no te he causado problemas ajenos al desorden, así que no te preocupes, ya te lo dije —se saca el cigarrillo de la boca y lo aleja de su cara para poder acercarse a Chanyeol y mirarlo con ojos de perrito.

—Sí, puedes ir a la fiesta, pero yo iré contigo. No quiero que nada malo te pase —el otro sonríe y le besa la mejilla—. Sabes que te quiero, ¿verdad?

—Lo sé, tonto —toma su mano y la besa—. Tú sabes que te amo, ¿verdad?

—No, no lo sabía —Chanyeol lo mira con asombro, pero Sehun no pretende darle explicaciones.

—Ahora lo sabes —se separa de él y exhala bastante humo, para luego salir del cuarto.

Chanyeol se tranquiliza contando del uno al diez, tratando de no perder la calma, mientras piensa en las palabras que le dijo Sehun. No sabe con exactitud por qué le dijo que lo amaba, ya que Sehun no es el tipo de persona que expresa sus sentimientos tan fácilmente. Para Chanyeol, ese chico usa una máscara invisible que le permite ocultar lo que siente, y la cual solo le deja ver el enojo que hay en él. Pero después de todo, siempre hay una pregunta más por resolver y es sobre qué siente por el muchacho. Así como puede ser cariño puede ser amor.

—Yeol —le llama Sehun desde la puerta.

—¿Quieres dinero? ¿O por qué me estás llamando así? —interroga desde su posición.

—Me conoces tan bien, pero el dinero no es para nada malo —Chanyeol le hace un gesto con la cara—. Bien, es para hacerme una perforación.

—Ayer conseguiste trabajo y ya te van a despedir por eso —dice a manera de burla—. Madura, Sehun. No tienes quince años, tienes veinte.

—Solo una, no seas malo —por primera vez Sehun se comporta adorable.

—Ya dije que no, y no pienso retractarme —finaliza la conversación saliendo de la habitación.

[...]

Sehun está sentado en un sillón y a su lado hay un hombre con uniforme de trabajo y guantes negros haciéndole una perforación.
Había logrado convencer a Chanyeol, y la única condición que este le puso fue la de no provocar que lo despidieran por ese pequeño detalle en su oreja.

Sehun conseguía lo que quería y siempre había sido así. Como por ejemplo, cuando iba en cuarto grado necesitaba obtener una buena calificación en su examen de matemáticas, o de lo contrario sería expulsado del colegio por sus malas calificaciones. Para conseguirlo espió a su profesora y la amenazó con decirle a su esposo que lo engañaba con el profesor de educación física. Al final obtuvo el puntaje más alto y ese secreto quedó entre él y su profesora. Era un inmaduro, sí, pero era inteligente cuando le convenía.

—¿Cómo me veo? —Sehun se pone de pie y se acerca a Chanyeol, quien lo espera impaciente.

—¿No dijiste que era un solo arete? —pregunta observando las orejas del menor.

—Sí, en cada oreja —responde sonriente.

—No puedo creer que caí en tu juego —busca en el bolsillo de su chaqueta el dinero y se lo entrega a Sehun—. Paga rápido para poder irnos.

Sehun obedece a las órdenes que le da Chanyeol y en pocos minutos ya se encuentran caminando bajo la tenue lluvia que cae sobre las solitarias calles de la ciudad.
Hay paz y tranquilidad, no hay muchos automóviles, no hay muchas personas y el único ruido es de las gotas de agua cayendo. Ambos caminan en silencio. Sus pasos van al ritmo de una lenta melodía que se escucha a lo lejos, la cual logra pasar desapercibida por las pocas personas que se encuentran cerca.

—No me gusta el silencio —Chanyeol para de repente y se queda quieto.

—¿Ah? —pregunta Sehun confundido.

—Hay algo que quiero decirte —se voltea y lentamente corta la poca distancia que hay entre ambos hasta quedar a unos cuantos centímetros del otro.

—Puedes decirme lo que quieras —responde ignorando la cercanía de Chanyeol.

—Me puedes llamar loco, pero ahora estoy pensando en lo de la otra vez —Sehun le mira con cara confundida, ya que no logra entender—. Es difícil decir esto, pero necesito que pienses demasiado en lo que está pasando.

—¿A qué te refieres, Chanyeol?

—A nosotros.

Se miran a los ojos y Sehun por fin se da cuenta de lo que le quiere decir. Chanyeol sabe algo que él no puede captar todavía, pero a pesar de eso tiene conocimiento sobre ello.

La lluvia cae más fuerte y moja por completo a Sehun, quien no hace más que mirar a la persona que está frente a él. Sospecha que algo no está bien, sospecha que algo sucederá, y no solo él, sino los dos.
A Sehun ya no le importa sentir las frías gotas caer por su cabello, cara y ropa. A Sehun lo único que le importa es encontrar una explicación.

—¿Ya no vas a ir a la fiesta? —pregunta Chanyeol con la intención de mejorar el tenso ambiente.

—No —responde Sehun—. Deberíamos quedarnos en casa y si quieres podemos comprar cerveza.

Chanyeol se quita su chaqueta y se la pone a Sehun evitando que se moje más, luego toma su mano con delicadeza para llevarlo justo a donde quiere, porque Chanyeol haría lo que fuera para hacer sentir bien a Sehun.

«Aun no puedes saber que esto no es real, y por eso te haré feliz hasta el último minuto antes de despertar».

Dreams ⟨ChanHun⟩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora