capítulo 44.- mientes

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Daniel

Luego de que Neithan me diera las llaves, maneje lo más rápido que pude hacia aquella casa, con la sangre hirviendo de coraje e impotencia.

¿Como era posible que un padre hiciera eso a su propia hija? Odio a ese sujeto y me odio a mi mismo por no haber podido protejer la, eso es lo que me da más coraje, saber que no pude hacer nada para evitarle ese mal rato, si hubiésemos llegado antes, o si la hubiese acompañado a su cuarto o no lo sé, algo que hubiese podido hacer para que la noche no acabará con ella en el hospital, pero se que él hubiera no existe y lo hecho, hecho esta y ahora solo me queda encontrar al bastardo y hacerlo pagar por lo que hizo.

Cuando por fin llegó a aquel lugar, bajo de inmediato y me acerco a la puerta, la cual abro sin problema alguno ya que gracias a que la he forzado antes, al parecer quedó rota, así que no supone ninguna dificultad el entrar.

Por instinto me acerco a las escaleras y es donde veo un poco de sangre, no es mucha y eso me hace creer que aquí fue el primer golpe.

Camino a la sala para tratar de encontrar algo que me revele la identidad de aquel imbecil, pero nada, no hay ni un solo cuadro de fotos familiares, así que me encaminó al lugar donde encontré a Valentina.

La cocina se ha impregnado con el olor a sangre, el charco rojo aún sigue en el piso y cuando lo veo de nuevo, el recuerdo de la chica llega a mi memoria, el miedo de haber la creído muerta fue horrible y de ser honesto aún no desaparece.

Sacudo mi cabeza tratando de alejar esos malos pensamientos, ella va a estar bien, y yo tengo que ser fuerte y enfocar me para poder saber quién es su padre.

Me acerco más a aquel líquido y me agachó, mi mirada recorre el lugar en busca de algo que me diga ¿Como es que llegó a estar en el piso casi inconsciente y con la cabeza sangrando?

Entonces mi mirada llega a un manchón de sangre en la pared, mi corazón late demasiado rápido, me acerco a dicha mancha y podría jurar está justo a la altura de Valentina, esa mancha me indica que golpearon su cabeza varias veces contra aquella pared, eso explicaría la mancha y el porque de la cabeza rota de Vale.

Siento mis puños cerrarse y deseo con todas mis fuerzas encontrar algo que me indique quien es el responsable de dicho acto o que el sujeto tenga los huevos para aparecerse y así poder enfrentarlo.

Escucho como alguien llama mi nombre y me tenso, reconozco esa voz en dónde sea, es mi padre. Pero ¿Que carajos hace aquí? ¿Como siquiera sabía que estaba yo aquí?

Me levanto de inmediato y me giro para encontrar a mi padre parado a pocos metros de mi, lo cual se me hace extraño, ¿Que carajos hace él aquí? No tengo la menor idea de que podría estar haciendo él en esta casa y no puedo evitar exponer la pregunta, lo veo dudar por unos momentos, su mirada se dirige hacia puerta y de nuevo a mi, es así por unos cuantos segundos, hasta que lo veo aclararse la garganta y componer su corbata y entonces comienza a hablar

- tengo ojos por todos lados y lo sabes muy bien, aunque las preguntas aquí las hago yo ¿En qué te estás metiendo ahora?

La furia sigue sin abandonar mi cuerpo y por más que trato de contenerme para no desquitar un poco contra el hombre que tengo enfrente, es bastante difícil.

- nada que te importe

- no me hables en ese tono, no olvides con quién hablas niño idiota y mejor contéstame ¿Que fue lo que hiciste?

- nada que te importe

Veo como mis palabra lo han enojado pero no me importa, mi estado nubla mi razón y no pienso con claridad

Algo inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora