7. TENEMOS QUE HABLAR

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—Muy bien, Nod. ¿Y tú?

—Excelente —mintió y trato de no verse afectado por su presencia—. Disculpa, toma asiento. 

La platinada asintió y rodeó la silla para sentarse. 

—Gracias. Yo, no esperaba verte —al momento se arrepintió de esas palabras, así que decido continuar—. Veo que terminaste tu carrera, me alegro mucho por ti. 

—Si. Fue complicado, pero lo logré. Ahora estoy bien posicionado, ya no soy un simple jardinero. 

Elsa lo miró y se sintió avergonzada. Se daba cuenta que le guardaba resentimiento y es que tenía razón, no había luchado lo suficiente para defender su amor. Pero ahora al verlo realizado se alegraba demasiado. Nod había sido un gran joven, tenía muchas aspiraciones y siempre se esforzaba por lo que quería. Eso adoraba ella de él. Su determinación y el nunca rendirse. El había pagado solo su carrera haciendo trabajos de jardinería y eso habla muy bien de él, había logrado sus metas. 

Nod la miró con atención. 

Seguía estando igual e incluso más hermosa de lo que la recordaba. Sabía que el destino algún día volvería a llevarla a él. Solo era cuestión de tiempo. Al fin se había cumplido. 

—Yo, me alegro por ti —habló en voz baja ruborizada.

Los dos se miraban, tornándose un silencio incómodo. Había tanto que sus corazones querían decir. Aunque uno sabía perfectamente que su tiempo había pasado. 

—Bien, ¿quieres comenzar? 

—Ehh. Si, claro. 

—Muy bien. Mira, para comenzar necesito que me mandes toda la información. Para iniciar todo el trámite legal, es importante que determinemos la forma jurídica con la que vamos a constituir la empresa. Ya que tanto los trámites como las obligaciones fiscales, contables y laborales que se deben cumplir, van a depender de esta denominación… 

Elsa ponía atención a todo lo que él castaño le decía. En verdad sabía lo que hacía y ella en poco tiempo se dio cuenta de su profesionalismo. 

En verdad lo lograste, Nod. 

Se sentía feliz por el. Ahora ella esperaba que ese nuevo reencuentro no trajera problemas para su matrimonio. 

Cuando finalizaron ya habían acordado como iban a estar trabajando y ambos se sentían satisfechos con lo que habían logrado. Salvo que en su despedida, cuando tuvieron contacto con sus manos volvió esa incomodidad, dejando a ambos nerviosos y ansiosos. Sin duda ese reencuentro había dejado a los dos sus corazones muy agitados. 

—¿Eres tú? —susurro la platinada cuando había cerrado la puerta. 

Un huracán de emociones hurgó en su cuerpo. 

Más tarde Elsa había vuelto a su casa y había estado trabajando en su plan de negocio con Honey y Tadashi, eran muy buenos amigos desde la carrera. Ellos eran quienes la estaban apoyando para lograr su objetivo y ellos confiaban ciegamente en su amiga. Tenían tanto que hacer, la platinada los había puesto al tanto de lo que les había mencionado Nod y ellos habían estado de acuerdo. Las horas pasaron rápido, toda la tarde se habían quedado trabajando en el proyecto. Habían avanzado mucho y ellos seguían absortos en su trabajo que por un momento Elsa se olvidó de su esposo y no contó con que Jack llegaría antes de lo previsto. 

—Buenas noches —habló con voz ronca sorprendido de ver a su esposa acompañada. 

—Jack —se alarmó la platinada al ver a su marido frente a ella. 

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