4. SE ACABÓ

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—Aquí tiene, señora.

Habló la pelirroja mientra deposita un poco de fruta picada y unos vasos de jugo.

—Gracias, Ana —respondió la rubia.

La mucha sonrió y se retiró.

—¿Entonces, crees que hice bien? —cuestionó Rapunzel a su amiga. La cual no había puesto ni la más mínima atención a lo de decía.

—Yo, eh. Sí, claro —respondió Elsa saliendo de su pensamientos. Rapunzel la analizó, le estaba dando su avión.

—¿Y bien? Habla, ¿qué te pasa? Estás muy distraída.

—¿Yo?

—Si, tú. Te acabo de contar lo que pasó con mi vestido de boda y me dices que está bien. No estás poniendo atención.

Elsa, suspiró frustrada. Tenía que poner en orden sus mente. Ese hombre había alterado sus pensamientos. Y no sabía ni por qué le estaba dando tanta importancia.

—Discúlpame, Punzie. Mi cabeza está en otro lado.

—Si ya me di cuenta, ¿qué sucedió?

Elsa pareció meditarlo cuando volvió a hablar.

—Es que antes de que llegaras vino un alguien, un hombre.

—¿Un hombre? De camino me encontré con tipo grande, iba hablando por teléfono, se oía enfadado. ¿Me preguntó si sería el mismo?

—¿Y no escuchaste que decía? —preguntó interesada.

—No, la verdad no. No tome mucha importancia, ¿pero qué te dijo?

—No lo sé. Ana me avisó, dijo que me buscaban y que necesitaban hablar conmigo. Pero cuando llegue a la puerta ya no estaba.

—Que extraño.

—Lo es —respondió pensativa.

—No te preocupes. Si algo necesita, volverá. Además no creo que sea nada grave.

—Tienes razón—respondió la platinada.

Su amiga estaba en lo cierto. Si era algo importante volvería. Eso no tenía por qué distraerla.

—Por supuesto. Mejor cuéntame, ¿cómo vas con Jack? Por favor dime que aun no le has hablado sobre el divorcio.

Elsa miró los enormes ojos verdes que la miraba suplicante.

Sonrió.

—No voy a pedirle el divorcio —lo medito por un seguro—. O al menos no aún —se corrigió.

—¿En serio? —habló sorprendida la rubia—. No sabes cuanto me alegra eso Elsa —dijo mientras mientras abrazaba a su amiga—. Pero dime, ¿qué te hizo cambiar de opinión?

Elsa la miró. Ni ella misma sabia el porque de lo que estaba haciendo. Solo fueron las palabras de esa mujer lo que la impuso a hacerlo.

—Ni yo lo se. Supongo que me di cuenta que ahora tengo una nueva familia y no debería vivir aferrada al pasado. Y ciertamente no estaba poniendo mucho de mi parte, solo estaba buscando huir de él. Tal vez sí lucho por esta relación, podría funcionar. Yo realmente espero que funcione.

—Lo mismo espero, amiga.

Elsa esperó que Rapunzel brincará de felicidad, en cambio la noto muy pensativa.

—¿Qué sucede, Punzie?

—No, nada... es... —por primera vez la rubia se quedó sin palabras, con eso Elsa solo confirmó que algo le pasaba a su amiga.

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