Cap 15

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. Una princesa entre tinieblas .

De: Priss

Capítulo XV: Hermanos ya no más.

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Un nudo se formó en la garganta de la joven Kuchiki.

¿Qué se alejase de Ichigo?. ¿Cómo es que su madre le exigía eso?. Rukia no podía, no quería.

~ ¡ Yo lo amo !.

Confesó la ojivioleta, casi suplicante, esperanzada a que Shirayuki la entendiera, más eso nunca iba a ser posible.

~ Si no te alejas de ese hombre, Rukia, me veré obligada a divorciarme y llevarte lejos. . . tú decides.

La chica se mordió el labio inferior.

~ Creí que amabas al señor Zangetsu.

~ Soy capaz de sacrificar mi felicidad por la tuya.

~ Mi felicidad es Ichigo.

~ No sabes lo que dices, él solo está jugando contigo.

Rukia sacudió la cabeza. ¿Cómo es que su madre se negaba a comprenderla?.

Shirayuki le pedía entender, pues según ella, ese hombre no sentía nada por Rukia. Como prueba de su juego estaba la diferencia de edades, casi diez años. Se estaba aprovechando del cariño de la chiquilla. Además. . .

~ ¿Cómo crees que se va a interesar en una niña invidente?.

~ ¡ Cállate, cállate !. . . no sigas.

La jovencita gritó histérica. ¿Cómo es que su madre era capaz de decirle esas palabras tan hirientes?.

Al ver la rebeldía de su hija, la madre desistió por el momento, no sin antes advertirle nuevamente. Rukia debía tener eso en cuenta o ya jamás estaría cerca de ese hombre.

La pelinegra soportó las lágrimas hasta que escuchó la puerta de su habitación cerrarse una vez que su madre hubo salido. ¿Terminar con Ichigo?

Eso la había hundido en la tristeza.

La ojivioleta enterró su lindo rosto en las almohadas, llorando como la adolescente enamorada que era.

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Había llegado algo tarde. Muy, muy tarde, ya entrada la media noche. Ichigo no quería tener otra discusión con su padre y caminaba en la oscuridad, tratando de hacer el menor ruido posible.

Estaba cansado, lo único que quería era llegar a su habitación y dejarse caer sobre su querida cama, pero. . .

~ ¿Ichigo?.

Su nombre en un murmullo, había sido entonado por la voz de su querida enana.

Giró el rostro, allí estaba ella, sentada en el tercer escalón de la larga escalera. El pelinaranja se acercó, a pesar de la oscuridad él pudo notar que esos lindos ojos estaban rojos de tanto llorar; la angustia aferrada a su carita.

Ichigo se sentó al lado de la joven, sin siquiera atreverse a mirarla. Ella se recostó sobre su hombro. Todo el dolor, el miedo, la preocupación. . . todo eso se desvaneció.

~ ¿Qué vamos a hacer?.

Preguntó ella, consciente de que Kurosaki también había tenido problemas con su padre.

Una princesa entre tinieblas (versión Bleach)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora