Cap 16

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. Una princesa entre tinieblas .

De: Priss

Capítulo XVI: Su petición.

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Su mirada estaba perdida en el paisaje que se admiraba más allá del ventanal de su oficina.

Desde hace un par de semanas, Ichigo se venía preguntando si todo esto valía la pena. Kaien lo ignoraba por completo, como si para él ya no existiera. En cuanto a Zangetsu, terminaban discutiendo cada vez que cruzaban palabra. Y de Rukia. . . Shirayuki no la dejaba ni a sol ni a sombra, así que ni siquiera había podido saludarla.

De cualquier forma, el pelinaranja había venido evitándola, diciéndose una y otra vez. . .

~ Es lo mejor. . . para ambos.

Pero hasta ahora no había logrado convencerse de ello.

Kurosaki cerró los ojos con resignación, cuando escuchó como alguien entraba a su oficina sin antes anunciarse.

~ Hiyori, creí haberte dicho que no recibiría a nadie.

~ ¿Ni siquiera a mí?.

Esa voz. Ichigo se giró de inmediato al reconocerla.

~ ¡ Rukia !. ¿Qué haces aquí?, ¿cómo. . .?

~ Renji me trajo.

El pelinaranja se llevó la mano a la frente mientras se sentaba en su cómoda silla.

~ ¿Ahora faltas a clases?.

~ Necesitaba oír tu voz, estar contigo. Ichigo, yo. . .

~ He estado pensando que quizá. . .

~ No !!. . . no me digas eso.

Aunque no lo pudiesen ver, los ojos violetas de la jovencita se posaron con tristeza sobre los del pelinaranja. Ella lo necesitaba, lo quería. En poco tiempo Ichigo se convirtió en la persona más importante en la vida de Rukia; él era su todo.

La joven se acercó a Ichigo, quien al tenerla a su lado, no se pudo contener; la rodeó con sus brazos efusivamente y la besó con desesperada pasión, tratando de saciar la necesidad que de ella tenía.

~ ¡ Te amo, te amo !. -Le decía él entre besos, sosteniendo su lindo rostro entre sus grandes manos.- ~ Y te necesito !!.

Dicho esto, Ichigo dejó que sus manos se posaran sobre cada uno de los pequeños pechos de la pelinegra. Ella tembló por la corriente de placer que la recorrió; bastaba una sola caricia de  Kurosaki para encenderla, pero. . .

~ No, Ichigo, aquí no. No es el momento ni el lugar para. . .

~ ¿Dónde entonces?.

Él ya no podía esperar y en casa ya no podían estar así.

Rukia lo oía, pero no lo escuchaba. Para cuando se dio cuenta, Ichigo se había sentado en la silla, sentándola a ella encima suyo.

~ ¿Qué haces?.

La pelinegra reprimió un pequeño gemido de placer; sentía la virilidad del muchacho rozando contra su intimidad, aun por encima de las ropas. Ichigo la tenía aferrada por la cintura y se había acomodado, sentándola encima suyo, de frente y con las piernas de la chica descansando a sus costados.

Solo bastó desabrochar tres botones de la blusa de la joven para ver sus preciosos pechos, protegidos tan solo por el sostén.

Ichigo sonrió con malicia. . .

Una princesa entre tinieblas (versión Bleach)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora