Convivencia.

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Los primeros días se mantuvieron en convivencia encontrando en que podían parecerse al menos tenían algo en común eso y que Ángel se divertía enseñándole a Alastor a bailar tap ya que al parecer él no sabía cómo hacerlo era divertido.

–Morí antes de que eso pudiera suceder –Fue lo que dijo –

– ¿Cuándo moriste? –pregunto –

–1933 –Contestó pero se limitó a que esa fuera su lo único que diría sobre ello –

Solamente llevaba siete años fuera del mundo terrenal pero parecía muy emocionado por las cosas nuevas que en ese periodo de tiempo se habían creado para suerte de Ángel se había independizado de su familia y tenía un departamento en el centro de la ciudad aunque a veces eso perturbaba a Alastor.

–Crecí en un pantano el constante ruido es espantoso. ¿Es que acaso aquí nadie duerme?

–Por supuesto que no, es New York –Contestó, Alastor solamente suspiro pero la sonrisa en su rostro no desapareció –

Él momento más perturbador para Ángel fue cuando encontró a un cadáver en su departamento mientras Alastor lo destazaba en la mesa de la cocina como si fuera un animal.

– ¡Alastor! ¡No en el departamento! Diablos.

– ¡¿Y dónde se supone que tenga que preparar mi comida?!

–Oh, por todos los... ¡Al menos asegúrate de que no quede ningún rastro!

–No te preocupes soy bueno en eso ¿Cómo quieres que lo haga para la cena?

–Todavía no estoy probando el canibalismo.

–Eres un aburrido, pero lo acepto.

Alastor estaba entretenido leyendo un libro mientras escuchaba la radio donde estaba hablando de que finalmente dentro de poco podría acabar la gran recensión económica de repente entro Ángel parecía de bastante mal humor, Alastor levanto la vista de su libro.

– ¿Qué sucede, mon cher? No pareces animado –Enarco una ceja mirando hacia el rubio quien caminaba de un lado al otro –

–Hay una rata en la familia y necesitamos encontrarla. –Menciono – ¿No tienes ganas de comer...?

–Tengo estándares así que; no.

– ¡Bastardo! –Se quejó Ángel para que Alastor solamente riera, suspiro para dejarse caer en el sofá –Papá está molesto ya sabes una rata en la familia es algo preocupante y me hará la vida miserable.

–Bueno puedo hacerlo si tu comes rata conmigo.

–Tsk ¿por qué tanto deseo de que me coma a alguien?

–No es divertido preparar mi exquisita comida y que tu no la pruebes –parecía ofendido aunque Ángel bien sabía que solo se estaba burlando de él –

– ¡Bien! Pero espero que no sepa a rata.

– ¡Oh! Querido ni lo notaras –Expreso para chasquear sus dedos la habitación se llenó de sombras que luego desaparecieran bajo la puerta –Ellos buscaran la rata, mientras tanto ¿No te gustaría jugar a la ruleta rusa?

–No.

–No tienes nada de divertido.

–Eres un psicópata.

– ¿Y por qué crees que estaba en el infierno en primer lugar?

–Bien, tienes un punto.

Ángel se quedó mirando Alastor estaba sonriendo y tarareando la canción que sonaba en la radio era una vista bastante familiar que se había acostumbrado a ver los últimos días y que en realidad no le molestaba después de todo Alastor era quien siempre le recibía y no se mentía a si mismo cuando pensaba que; era bueno tener a alguien que te recibiera en casa.

Ángel está durmiendo luego del día agotador que tuvo no era de esperarse que cayera como roca en la cama y podría haber sido un buen sueño si no hubiera estado plagado de pesadillas, agradeció silenciosamente a Alastor por haberlo despertado no importaba si era casi las cuatro de la mañana era mejor que volver a ese sueño ¡Gracias!

–Bien luego de tanto buscar mis sombras consiguieron a la rata –menciono Alastor con una sonrisa para hacer que Ángel saliera de la comodidad de sus sabanas calientitas y su habitación para observar a un hombre atado y amordazado en una silla en su sala de estar –Allí tienes a tu rata.

– ¿Miguel? ¡Pero has sido el mejor amigo de mi padre por años! –Miro aturdido hacia su supuesta pareja –Al, ¿no puedes estarte equivocando?

–Me ofendes, querido. Yo jamás me equivoco con una presa. –Responde mirando el polvo inexistente de sus uñas pero sin apartar su sonrisa, Ángel suspira sabe que Alastor no le mentiría ¿verdad? – Si no me crees –Respondió extendiéndole una carpeta allí había pruebas y una carta hacia los rivales de la familia Ragno –

–Tú maldito bastardo –Se quejó Ángel dándole un puñetazo –Me viste crecer, te trate como a un tío, ¡me enseñaste como mejorar mi puntería! ¡Por qué!

–Posiblemente no te responda con la boca amarrada mi cielo –Señala Alastor riéndose, aunque la expresión de Ángel está dolida y rabiosa por la traición hacia su familia –

Luego de quitarle la venda de la boca y que dijera las razones por la que traciano a la familia ganándose una golpiza más de Ángel, el joven suspiro aun tenia rabia pero necesitaba dejarlo vivo.

–Necesito llevarlo con mi padre.

– ¿Eso significa que no comeremos ratas?

–No, Al, no comeremos rata.

–Lastima ya se me había antojado –Alastor hizo una ligera mueca extraña pero aun así logro sacarle una ligera risa a Ángel cielos realmente era un psicópata –

–A la próxima que cocines si comeré no te preocupes.

–Suena justo.

–Puedes llevarle esto como ofrenda a mi padre, después de todo mañana es el gran día donde tenemos que presentarnos ante él.

–Oh, ¿No lo puedo hacer en Jambalaya y dárselo así a tu padre?

– ¡¿Alastor?!

– ¿Qué tiene de malo? Igualmente se lo estaría llevando.

–No diré todo lo absurdamente ilógico y malo que tiene eso –Contestó –pero no puedes hacer una Jambalaya de Miguel para llevársela a papá.

–Ahora se supone que voy a conocer a mi futuro suegro que aparentemente no le va a fascinar mi comida, no lo conozco pero ya no me agrada. 

Mi novio no-vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora