Mardi Gras

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Es febrero y New Orleans despierta con un espectáculo de colores, Alastor sonríe sintiéndose en casa, las personas se mueven de un lado al otro de la ciudad, la música, los bailes, todo se ve tan vivo y colorido.

Extraño su hogar, camina por la ciudad sosteniendo su maleta a su lado esta Anthony siguiéndolo observándolo en silencio, Alastor luce animado, una sonrisa sincera se extiende por su rostro es como si estuviera respirando de nuevo, se mueve entre las calles como si la conociera de toda la vida, todo los atajos y rincones para alejarse de las aglomeraciones y los turistas. Terminan en un hotel en una habitación compartida para ahorrar dinero, la habitación es pequeña pero tiene dos camas, lo cual es bueno sabe bien lo mucho que se siente incómodo Alastor con el contacto aunque a veces lo deja tocarlo.

Anthony ya ha hablado con él de su objetivo era un mafioso del lugar que estaba traficando con drogas lo cual irritaba a su padre, la familia Ragno surtía el licor ilegal y las drogas por la mitad del país que alguien más lo hiciera en las zonas que eran su territorio molestaba al cabecilla de la mafia.

–Qué te parece, querido, si te doy un tour por la ciudad ¿eh? –Menciono, Alastor con una sonrisa un destello en sus ojos–

– ¡Claro! Será interesante.

Ambos salieron juntos del hotel, Alastor le estuvo señalando los lugares, le estuvo hablando del barrio francés donde posiblemente podría estar su objetivo ya que el lugar era conocido por el tráfico de sustancias ilícitas, ladrones y otras actividades ilegales durante la noche, estuvieron paseando entretenidos, terminaron almorzando en un restaurant, Alastor contaba chistes malos y Anthony se reía de los terribles que eran, era utópico, similar a una dulce ilusión que puede romperse fácilmente.

Era adictivo, ese calor en su pecho, esa sensación que te estremece hasta los huesos y te revuelve el estómago, te paraliza y te pone nervioso, te colorea las mejillas, te hace palpitar el corazón y solo miraba con ilusión a esa droga. Él ya era dependiente a esas sensaciones.

No era la primera vez que se las causaba pero esta vez se sentía tan especial. Como una cita, aunque sabía que no era una cita, Alastor solo estaba siendo él mismo y Anthony solo se estaba ilusionado por algo que no podía tener. Porque el amor no era posible y se había resignado a ello, Alastor estaba con él por un contrato.

No existían más razones y él no debía estar haciéndose ilusiones pero ¿Qué daño hacían? Su alma ya le pertenecía a este demonio, sonriente y espelúznate, así que si su corazón estaba siendo también tomado por él solo estaba proporcionando un extra a los servicios establecidos en el contrato, pensar en eso le hizo sentir ganas de llorar pero ya había demostrado demasiada debilidad delante de Alastor de seguro pensaba que era un humano patético.

–Cher, ¿Qué te ocurre? Te has quedado en silencio por mucho tiempo –Alastor parecía preocupado, pero Anthony negó colocando una sonrisa en sus labios –

–No es nada, Al. –El nombrado le miro por un momento no creyendo eso pero tampoco lo interrogo de más si Anthony quería hablar lo haría por él mismo nunca bajo presión –

Pagaron y salieron del establecimiento Alastor decidido que podían seguir su reencuentro turístico se estaban alejando y cada vez las casas estaban una más alejada de las otras hasta que Alastor lo metió por un sendero pantanoso, el calor y los insectos estaba irritando a Anthony pero Alastor estaba tan natural como si ese fuera su entorno y estaba seguro que lo era, llegaron a una casa que estaba completamente en ruinas Alastor se quedó paralizado en la entrada mirando el lugar.

– ¿Al? –pregunto mirándolo, la sombra del demonio mostraba una mueca de tristeza –

Pero Alastor guardo silencio, camino hacia la casa y vago por las ruinas, había trozos descoloridos, libros y retratos destruidos por los elementos climáticos inclementes, no había nada en pie, Anthony solo podía mirar la expresión de Alastor, parecía consternado mirando el lugar, su sonrisa estaba decaída a una ligera morisqueta que asimilaba a una sonrisa, pero era forzado, Anthony se acercó sintiendo una opresión en el pecho, Alastor parecía estar sufriendo de alguna manera que no podía percibir.

Estaba casi al lado de Alastor cuando la casa parecía volver a su antiguo esplendor, retratos colgando de las paredes, libros en sus estanterías, una cabeza de ciervo en una de las paredes, escopetas colgadas del otro lado, sofás, la radio, una mesa donde estaba un bonito jarrón y flores frescas en él, Alastor tomó una foto observándola había una mujer en ella sonriendo.

–Está era mi casa –murmuro – Ahora no queda nada más que ruinas. –La casa se vino abajo nuevamente y lo que era el retrato no era más que una foto descolorada y pedazo de vidrios rotos –Aquí pase momentos buenos de mi infancia con mi madre, momentos amargos con mi padre. No queda nada... no queda nada. ¡No dejaron nada! –Se tapó el rostro con su mano intentado controlar su ira aunque Anthony estaba sintiendo el ambiente demasiado pesado como si no pudiera respirar y la estática radial parecía querer destruir sus oídos, luego todo volvió a la normalidad como si fuera sido una ilusión en la mente de Anthony –No sabía que esperar cuando viniera aquí, pero seguramente no fue esto.

–. . . –Anthony abrió la boca e intento estirar su mano hasta Alastor tomarlo y consolarlo pero en último minuto retrocedió haciendo una mueca, él no era bueno en consolar a las personas y mucho menos sería bueno consolando a un demonio –Al, si... si quieres podemos matar a los bastados que hicieron esto.

–Gracias, cher –Volteó a mirarle con una sonrisa en sus labios –tu propuesta suena atractiva.

–Además de tu casa ¿Qué otra parte de pantano te gustaba? –pregunto intentado que Alastor se enfocara en otra cosa hubo un momento de silencio tenso pero la sonrisa de Alastor regreso tomó de la mano de Anthony y casi lo arrastro por el pantano, sus pasos eran rápidos seguros de sí, mientras que Anthony tuvo que tener cuidado de no tropezar con raíces y ramas –

–Aquí –Se detuvo haciendo que Anthony chocara con su espalda, luego abrió sus ojos con sorpresa parándose en el lugar, era un lago el agua se veía completamente cristalina los colores del atardecerse se extendían por el cielo y sus aguas, verde, naranja, azul y amarillo se mesclaban, las luciérnagas comenzaban a revolotear por el lugar –

–Esto es hermoso, Alastor –Anthony sonrió colocando su mano en la espalda de Alastor, quien le sonrió mirando la puesta de sol –

–Sabía que te gustaría, mon ange –Contestó apoyándose ligeramente en él, la presión en su pecho disminuyo aunque aún seguía allí como si en algún momento lo fuera a asfixiar, la mano enguantada en su espalda era tranquilizante de alguna extraña manera le otorgaba una sensación de apoyo, la noche cayo en New Orleans –Ven, mon cher, debemos regresar.

–Sí –Sonrió mientras Alastor observaba como los ojos verdes de Anthony brillaban en la oscuridad de la noche, como parecían tener un toque mágico, si la sombra de Alastor mostraba un corazón de color rojo en su pecho y un gesto de suspiro enamorado, Alastor decidió ignorarla y mandarla lejos –

Mi novio no-vivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora