One Shots de estos dos hermosos y alocados hermanos.
¿Qué quieres pedir un One Shot? Adelante, el primer capítulo así mismo de lo explica para que puedas disfrutarlo.
Las imágenes que salen en esta historia están reservadas a sus distintos creadores...
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POV Narradora
Tener un accidente no es nada bonito y menos que, después de 7 meses de inconsciencia, no sepas nada de tu familia. Tristemente, esto fue lo que le pasó a (T/n).
En su estadía, nadie pasó por aquella habitación a excepción de la enfermera y algún enfermero que se encargaba de su bienestar, en cambio no se vio nunca por allí a ningún familiar o amigo.
Tras despertar, fue totalmente imposible para los médicos contactar con alguien, así que simplemente sucumbieron.
Varios médicos pasaron por (T/n) intentando que se abriera un poco para intentar saber algo más sobre ella y sus familiares, pero ella parecía no tratar. Pero después de 3 meses, alguien lo consiguió.
El hospital decidió que el mejor médico del lugar se encargará de ella, tal vez, con su actitud sociable, podía hablar con ella, aunque fuese un poco.
Al día siguiente, Miya Atsumu se levantó a su mismo horario, se duchó, se cambió, cogió sus cosas y tomó rumbo al hospital.
Al saber ya la habitación, fue directamente a ella saludando a los docentes que también trabajan allí.
– Buenos días (T/n)-chan –
(T/n) levantó su cabeza sorprendida y lo miró mientras él se acercaba a ella y se colocaba al lado de su cama.
– Me llamo Miya Atsumu y seré tu médico de ahora en adelante –
– ¿Otro más? – preguntó con algo de seriedad y cansancio en su voz.
– Tranquila, te prometo que soy muy diferente – le guiñó un ojo haciendo que esta frunciera su ceño. – ¿Te parece si empezamos? –
– ¿Me vas a hacer las mismas preguntas que los demás? –
– ¿Qué te preguntan los demás? –
– Cosas de médicos –
– Bueno, entonces – se sentó a la orilla de la cama y ella se alejó un poco. – ¿De qué querías hablar? – la chica lo miró extrañada. – Anda, no me mires así. Algo de tu vida, algo que te guste... – el chico la miró con expectación.
– Mmm – se puso a pensar. – Antes del accidente solía practicar voleibol –
– ¿¡Enserio!? Yo también jugaba en la escuela –
– ¿¡De verdad!? ¿Cuál era tu posición? –
– Armador – contestó el rubio con todo su orgullo. – ¿De qué juegas tú? –
